Galileo ultima su puesta a punto en el Tour de Francia
Quinta etapa del Tour de Francia, entre Chambord y Montargis. Entre los miles de espectadores que siguen la carrera hay uno especialmente atento, capaz de memorizar hasta el más mínimo detalle, desde la posición exacta de los corredores a su velocidad precisa durante los 183 km de la etapa. Se trata de Egnos (Servicio Europeo de Navegación Geoestacionaria), la plataforma que servirá al sistema de radionavegación por satélite Galileo ideado por la Unión Europea para hacer frente al monopolio estadounidense GPS. Los ciclistas de los equipos Rabobank (Holanda), Phonak (Suiza) y T-Mobile (Alemania) se prestaron a la prueba el pasado jueves, una de las primeras del sistema de localización por satélite que realiza la Agencia Espacial Europea (ESA), aunque todavía dependiente de los satélites de la red GPS.
La anterior había sido en la edición 2004, durante la etapa cronometrada de Alpe d'Huez, cuando se instalaron pequeños receptores en los vehículos que seguían la carrera. Esta vez, los minúsculos aparatos de apenas 200 gramos se han adosado a los propios ciclistas. Y los datos recogidos resultan ser muy útiles para los organizadores de la vuelta, que tienen un conocimiento completo e inmediato de la carrera, para los responsables de los equipos, que pueden administrar los esfuerzos de sus corredores y ajustar su estrategia. En dos años, la organización espera hacer un seguimiento en tiempo real de todos los corredores y, a largo plazo, el público podrá tener cada detalle a través de internet o de la televisión digital. Una pequeña revolución tecnológica aplicable a otros deportes que todavía no ha mostrado todas sus capacidades.
El sistema Egnos, una red de 40 estaciones en tierra repartidas por toda Europa que graban, corrigen, envían y devuelven la señal de los satélites a los receptores de los usuarios, tiene un margen de error inferior a dos metros, frente a los 15 ó 20 metros asegurados por el GPS, de origen militar. Todavía en pruebas, el sistema estará listo a lo largo de este año, y será el primer paso de Europa hacia Galileo, el sistema de radionavegación por satélite que permitirá al Viejo continente su independencia tecnológica respecto a EE UU. El sistema europeo, que estará listo a partir de 2008, tendrá las mismas aplicaciones que Egnos, aunque con señales recogidas por sus 30 satélites europeos, que girarán repartidos en tres órbitas a una altitud de 23.000 kilómetros, y comenzarán a lanzarse a finales de año. De uso civil, según la tesis oficial de la UE, Galileo abre un jugoso mercado mundial de productos y servicios relacionados con la radionavegación por satélite que duplicó su valor entre 2002 y 2003, pasando de 10.000 a 20.000 millones de euros. Según la ESA, la tecnología espacial desempeñará un papel determinante en el futuro en la seguridad del transporte de mercancías y pasajeros (aviones, barcos, trenes). El desarrollo y puesta en servicio de Galileo creará en Europa hasta 150.000 puestos de trabajo e ingresos directos de 9.000 millones de euros anuales. En 2020, de hacerse realidad las estimaciones que auguran 3.000 usuarios, el valor de este mercado alcanzaría 300.000 millones de euros.