Los cursos de verano no interesan a los ejecutivos
Las consultoras especializadas notan el descenso de la demanda y sugieren nuevas actividades
Uno de los socios directores de Overlap consultores, Antonio Rubio, acumula en su cuerpo cinco viajes transoceánicos en lo que va de año; a muchos directivos de empresas españolas les ocurre lo mismo. Llegadas estas fechas, tienen más horas libre y disponen de mejores horarios, pero en lo último que piensan, probablemente, es en dedicar su tiempo a formarse.
'Ahora mismo, lo que se está haciendo es buscar el equilibrio entre la vida laboral y la familiar, y el verano se utiliza para compensar a los directivos que viajan mucho. Las empresas apoyan el equilibrio', argumenta Rubio. Eso quiere decir que casi nadie, salvo las personas de nueva entrada, se pone a la tarea: julio y agosto son los meses más bajos en formación. Opina igual el director general de la consultora Cesi Iberia, Gabino Diego, para quien los motivos del descenso de la demanda son 'la falta de hábito, el clima y la falta de incentivos por parte de las empresas'.
Pero que esto ocurra no quiere decir que la realidad sea inamovible. De hecho, la tendencia es la contraria y, dice Diego, 'entre los directivos españoles cada vez es más habitual realizar algún tipo de formación durante el verano, bien por iniciativa propia, bien por iniciativa de la empresa'. Por ejemplo: 'Algunos de nuestros clientes organizan durante el verano encuentros de régimen interno en la montaña o en la playa, donde es posible combinar el ocio y la formación para toda la compañía. Estas reuniones permiten establecer lazos y trabajar valores y actitudes corporativas'.
Antonio Rubio explica que algunas grandes compañías españolas están empezando a utilizar los itinerarios de desarrollo, en los que la formación se diseña para periodos largos (medio año, habitualmente) de manera que se pueden hacer coincidir con el verano las acciones que necesiten menos personal para ser llevadas a cabo. 'Es un movimiento al que se están incorporando otras empresas', sostiene Rubio, que sugiere algunas actividades adecuadas para el verano. Una de las más destacadas son las llamadas Job shadowing Las sombras consisten en 'acompañar a otra persona durante una jornada de trabajo para ver cómo lo realiza', y ese compañero puede ser tanto de la misma área de la empresa como de otra. Asimismo, Antonio Rubio aconseja organizar en estas fechas 'intercambios de puestos', en los que a un empleado se le asigna un proyecto de otro departamento. También es apropiado para el verano 'preparar artículos para la prensa, ver vídeos de desempeño en los que se aprende a hacer correctamente el trabajo, estudiar casos en los que se ha resuelto con éxito un problema, utilizar simuladores de negocio y recibir clases magistrales'. Cualquier cosa que permita, considera Gabino Diego, 'desarrollar habilidades directivas como el liderazgo, el trabajo en equipo y la creatividad'. 'Leer prensa y libros especializados es imprescindible', concluye, 'aunque también lo es descansar y desconectar'.
Itinerarios de desarrollo que ya aplican algunas empresas
1 Talleres de trabajo. Los itinerarios de desarrollo, aún no muy extendidos, consisten en concatenar cuatro o cinco acciones formativas en seis meses. æpermil;ste itinerario en concreto lo usan, según Antonio Rubio, de Overlap, en Iberdrola, Vodafone y Telefónica. El primer paso consiste en reunir a personas de distintas áreas para analizar un aspecto estratégico de la empresa.2 Actividad organizativa. Los empleados que toman parte en el itinerario pasan a trabajar durante un tiempo breve a otro departamento. Por ejemplo, una persona que nunca tiene contacto directo con el cliente aprovecha para participar en grupos de discusión. También se organizan, sobre todo en verano, desayunos de trabajo a los que acude un experto a dar una charla.3 Píldoras de e-learning. El verano es el momento más adecuado. Se utilizan, sobre todo, las Electronic Performance Support Systems (EPSS): son aplicaciones informáticas que explican cómo se realiza una parte del trabajo, para que los empleados aprendan el modo correcto de hacerlo y no trabajen de manera intuitiva. Se trata de garantizar un desempeño uniforme.4 Formación clásica. æpermil;ste tipo de preparación se reduce en el periodo estival, pero, aun así, existen algunas actividades. 'Se puede asistir a cursos de verano, pero como máximo de dos días', dice Antonio Rubio. Otra opción es aprender idiomas. Como excepción, las personas recién incorporadas a las empresas sí dedican su tiempo en julio o agosto a la formación presencial.5 Business plan. Esta es otra de las fases del itinerario que puede hacerse coincidir con los meses de verano. Se trata de celebrar reuniones en las que se crean planes de negocio para la implantación de una nueva estrategia corporativa. En estas reuniones se decide qué va hacer la empresa después del verano en un área determinada o en aspecto global.
Los mandos intermedios sí aprovechan julio y agosto
El director de marketing y nuevos negocios del Grupo Doxa, Juan Antonio García Cuartero, reconoce que su empresa tiene muchísima menos demanda de formación de directivos durante el verano, y así explica este hecho: 'Estamos ante un perfil de gente con mucha ocupación durante el año. En verano, si están trabajando, no tienen tiempo para formarse; y si están de vacaciones, no quieren oír ni hablar del asunto'. Sin embargo, la situación es diferente para los mandos intermedios 'con inquietud por subir en el escalafón'. Estas personas 'suelen aprovechar estos meses para formarse en habilidades directivas o en idiomas'.Para los altos directivos 'es importante su desarrollo personal y profesional', pero todavía lo es más 'acertar con sus decisiones' y 'manejar el estrés'. Por eso dedican el verano a descansar.'Es difícil encontrar en el mercado programas largos de formación para directivos en verano, porque no hay demanda', matiza García Cuartero, que propone a estos profesionales que saquen partido 'a las soluciones de e-learning', aunque casi todos suelen ser partidarios de la formación presencial.