Las grandes constructoras pugnan por ser socio de la M-30
Pistoletazo de salida al complejo concurso de la M-30. Hoy se acaba el plazo para que las grandes constructoras presenten sus propuestas para convertirse en el socio de Madrid Calle 30, la sociedad mixta que ha creado el Ayuntamiento de Madrid para financiar el faraónico soterramiento parcial de la M-30. El alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, quiere un proceso rápido así que a últimos de mes se elegirá ganador y éste tomará las riendas en septiembre.
Tendrá que desembolsar 90 millones en capital y 114 en un préstamo subordinado en dos años para hacerse con un 20% de Calle 30. Y se encargará también de la explotación de la autovía urbana durante 35 años a cambio de un canon anual.
El mercado espera que se convierta en una pugna entre los grandes grupos de construcción y servicios, ya que el equipo de Ruiz-Gallardón ha impuesto mínimos de facturación que muchas medianas empresas y por supuesto pequeñas no pueden cumplir y no habrá muchas invitaciones de las grandes a que se incorporen a un consorcio.
Así, ACS y Ferrovial, las dos primeras del sector, acudirán a la puja. También FCC, de la mano de la concesionaria de infraestructuras Abertis, y con probabilidad Acciona, que ha mostrado interés, además de Sacyr Vallehermoso, que irá en solitario, y OHL. Esta última acudirá con su filial de carreteras Elsan-Pacsa, un socio internacional y una caja.
La fórmula de sociedad mixta ideada por el Ayuntamiento al final no ha pasado el filtro de la oficina estadística de la UE, Eurostat, que no le permitirá descargar la deuda en Madrid Calle 30, algo que a la constructora elegida no le afecta porque ni lo contabilizará en balance. Pero es un varapalo a Ruiz-Gallardón, que no ha recibido el respaldo del Gobierno español ante la UE, según se quejan en su entorno.
Regular hasta la altura de la hierba
El primer proyecto de colaboración público-privado en carreteras está siendo duro de roer para las constructoras. Afinar para presentar el precio más bajo no es fácil cuando los pliegos trasladan al socio privado el riesgo de la gestión. Así, no cumplir con el servicio exigido puede rebajar los ingresos hasta un 50%. Y es que las exigencias están tan milimetradas que no sólo habrá que atender emergencias en menos de ocho minutos en la M-30. Cuentan en las empresas que hasta la altura de la siega está regulada para que la hierba no invada la vía.