El recuento del voto emigrante en Pontevedra decide hoy quién gobernará Galicia
Desde las ocho de esta mañana, la Junta Electoral de Pontevedra recuenta los 35.000 votos de los residentes ausentes que podrían alterar el reparto de escaños provisional surgido de las elecciones del pasado día 19. De ellos depende que el PP logre mantener la mayoría absoluta y, con ello, que Fraga permanezca al frente de la Xunta.
El proceso de escrutinio es laborioso y los partidos lo vigilan al milímetro porque está en juego quién forma Gobierno en Galicia. Desde el 19-J y según los resultados provisionales de la noche electoral, los 25 parlamentarios del PSdeG y los 13 del BNG suman la cifra soñada de 38, la mayoría absoluta. El PP, con 37, se quedó a las puertas.
Pero los socialistas ganaron su último escaño en Pontevedra por escaso margen. Los populares se lo arrebatarían si en el escrutinio de hoy sacan una diferencia al PSdeG de 8.166 votos y 1,375 sufragios por cada uno más que logren los socialistas. Todos pelearán cada papeleta.
Los partidos llevan toda la semana echando cuentas y haciendo simulaciones de los posibles escenarios. Los populares saben que es difícil, pero insisten en que es posible. Los socialistas, en cambio, aseguran que el escrutinio de Pontevedra "no cambiará una coma"; además, albergan esperanzas de rascarle un escaño al PP en Ourense. El PSdeG necesita lograr allí 3.581 sufragios y 0,625 por cada voto más de los populares. Los populares no temen que este escaño baile y tienen los ojos puestos en Pontevedra.
El recuento pontevedrés se espera tan reñido que el presidente de la Junta Electoral, el juez Antonio Berangüa, se reunió con representantes de los tres partidos para acordar las reglas. En la sala del conteo de Pontevedra estarán los siete miembros de la Junta Electoral, 33 interventores -cada partido envía uno a cada una de las 11 mesas- y los 31 funcionarios que abrirán los sobres y contarán las papeletas de los pontevedreses del exterior, como hacen en todos los comicios. Los apoderados de los partidos podrán entrar, pero no quedarse, en la sala. Ningún escrutinio del voto del extranjero es público.
La delegación del PSdeG la encabezará su secretario de organización, Ricardo Varela, y será similar a la de otras ocasiones; la del PP no, la liderará Federico Trillo, presidente del Comité de Derechos y Garantías del partido y ex ministro de Defensa. Dirigentes populares y socialistas estarán muy pendientes del conteo desde las sedes de sus partidos, ubicadas cerca de la Audiencia.
Aunque una máquina agilizará la apertura de los sobres, el proceso es largo porque hay que comprobar que cada uno incluye el correspondiente certificado de inscripción en el CERA (Censo Electoral de Residentes Ausentes), que se lee con un lector óptico, y que fue entregado dentro del plazo (el matasellos del pasado día 18 es el último admisible). Los sufragios válidos son introducidos en las urnas. El recuento empieza cuando todas estén depositadas y los resultados sólo serán difundidos cuando acabe.
Los votos que los partidos consideren dudosos serán apartados para que la Junta Electoral los examine, escuche las alegaciones de los partidos y decida si entran en la urna o no.
Además, en estas elecciones los votos de la emigración son más que nunca. Su participación ha aumentado del 25% al 41,2%. Uno de los motivos de este incremento es que el Parlamento autónomo reformó la ley electoral gallega para aumentar el plazo de recepción de los votos de los electores que viven en el extranjero (un 12% del total). En esta ocasión el escrutinio es el octavo día después de las elecciones; antes era el tercer día. Y es que en los comicios autonómicos de 2001, unos 12.000 votos de toda Galicia no fueron recontados al llegar fuera de plazo.
Los tres candidatos -Fraga, el socialista Emilio Pérez Touriño y Anxo Quintana, del BNG- cruzaron el Atlántico para hacer campaña. Los emigrantes pueden decidir las elecciones. Los de Pontevedra tienen la palabra. Una vez concluido el escrutinio del voto del exterior, los partidos tienen 24 horas para presentar reclamaciones.