'La exportación crecerá hasta un 6% este año'
La mano derecha del ministro José Montilla tiene el encargo de enderezar la nave del comercio exterior, la parte débil de la herencia económica dejada por el anterior Ejecutivo. Para Mejía, la clave del futuro pasa por elevar el componente tecnológico de los productos
Mientras el PIB español crece mucho más que sus principales socios europeos y la recuperación del empleo es un hecho, el comercio exterior aparece como uno de los grandes peros del panorama económico. Las primeras cifras del año siguen siendo preocupantes, y el secretario de Estado de Comercio, Pedro Mejía (Madrid, 1954), reconoce que los resultados de las nuevas políticas se observarán en el medio y largo plazo. En esta entrevista explica que el déficit del sector se moderará en el segundo semestre.
El déficit comercial del primer trimestre casi duplica al del mismo periodo del año anterior. ¿Qué escenario barajan para el conjunto de 2005?
No esperamos que se sostengan crecimientos del déficit tan fuertes. Creemos que las exportaciones crecerán entre un 4% y un 6%, y que habrá una cierta desaceleración de las importaciones, hasta situarse ligeramente por debajo del 10%. Pero dependerá de la evolución de los acontecimientos, no sólo económicos, sino incluso políticos. Ahí está la evolución reciente del euro ...
¿A qué se debe el enorme agujero de la balanza comercial española?
Hemos hecho un análisis para deslindar las causas estructurales de las coyunturales. æpermil;stas incluyen el precio del petróleo, la apreciación del euro, la atonía del crecimiento en la zona euro, y la pujanza de la demanda interna. Pese al saldo negativo, el año pasado fuimos el segundo país de la zona euro donde más creció la exportación.
En cuanto a los estructurales, ¿qué parte del problema de competitividad se debe a los precios y cuál a la insuficiencia tecnología?
El proceso de apertura económica, que es irreversible, está deteriorando la competitividad de nuestros productos de gama baja. Otros países punteros de Europa han reaccionado a tiempo, pero a nosotros nos queda una tarea ingente por delante. Hay que incorporar valor, tecnología e identidad a nuestros productos, de forma que el precio deje de ser la variable de referencia. En los últimos años hemos perdido competitividad-precio, debido a la inflación, la apreciación del euro y el encarecimiento de la factura energética. Pero, pese a ello, seguimos teniendo la misma cuota del comercio mundial. Las empresas han optado por reducir márgenes para mantener cuota de mercado. Es una respuesta legítima, pero no sostenible.
También hay un problema de competitividad interno ...
Así es. Lo que no se vende fuera, difícilmente se vende en casa. Muchos productos de bajo aporte tecnológico se compran fuera, por resultar más baratos. Es el juego natural del mercado, y para afrontarlo es necesario especializarse en el factor tecnológico.
El ministro José Montilla habla de diversificar destinos exportadores. ¿Qué se espera de los planes-país?
Tienen tres ejes principales: reducción de barreras de entrada, promoción comercial, y financiación con apoyo público. También incluyen medidas de información, formación y relaciones institucionales, muy importantes en países como China o Marruecos. Son políticas de medio y largo plazo: modificar la tendencia natural de salir a los mercados tradicionales lleva tiempo. Pero el mundo está cambiando, y hay que apostar por los mercados de mayor potencial en los próximos años.
Para eso es imprescindible involucrar a las empresas ...
Es fundamental. El Gobierno puede tratar de ir un poco por delante, pero no mucho. Por eso hemos elaborado los planes de países de acuerdo con la CEOE, y estamos desarrollando el Plan Aprendiendo a Exportar con las Cámaras de Comercio. Queremos que unas 1.200 empresas se incorporen a la exportación en los próximos dos años, y aprovechen los programas públicos de ayudas. Es necesario aumentar la base exportadora, y también aunar fuerzas para lograr una presencia financiera fuerte.
España tiene un déficit comercial especialmente acusado con China. ¿A qué se debe la desproporción?
La estructura exportadora de España pasa por alimentos, automóviles y manufacturas de consumo de nivel alto y medio. Hasta ahora, las importaciones chinas se han centrado en equipamiento industrial, para capitalizar la economía. Lo que se espera en los próximos años es un aumento de población china con poder adquisitivo suficiente como para consumir productos de calidad, y es ahí donde España tiene su gran oportunidad. Esto incluye a los fabricantes de automóviles y a las constructoras.
¿Qué opinión le merece el acuerdo sobre entrada de textiles firmado entre la Comisión Europea y Pekín?
Apelar a la cláusula de salvaguarda de la OMC era necesario para asegurar una adaptación ordenada al libre cambio total, pero siempre preferimos la vía pactada. El acuerdo va en la dirección correcta, al aportar predictibilidad y asegura cierta estabilidad en los próximos tres años. Es cierto que excluye algunos productos y se pueden discutir los incrementos permitidos, pero la vía de la OMC exigiría cada año iniciar una nueva investigación y probar el perjuicio a la industria. Este año, nos ha llevado cinco meses llegar a este punto.
¿Será necesaria una reconversión general del sector?
Ha habido una reconversión paulatina, con ligeras reducciones de empleo y fuertes aumentos de productividad. Hay empresas adaptadas, y otras que lo tendrán que hacer. Competir en precio va a ser muy complicado en los próximos años. El futuro pasa por la formación, innovación, diseño, marketing, distribución ... Todo enfocado a aumentar la calidad.
'Vamos a perder cuota en turismo'
Junto al comercio exterior, la otra gran preocupación del departamento de Mejía es la evolución del turismo, marcada por la concurrencia de nuevos competidores en el segmento sol y playa. 'Cada vez tendremos menos superávit, porque, pese a ser el segundo destino del mundo con el 7% del turismo mundial, apenas representamos el 0,6% de las emisiones. El número de españoles que viajan fuera tenderá a aumentar, lo que reduce el saldo. En el lado de la oferta, ahora hay más competidores en el mercado del sol y playa. Pero España aporta algo más, como demuestran los altos índices de repetición. Hay que preservar esta situación'.Mejía sostiene que, para lograrlo, se debe fijar la vista en el largo plazo: 'Más que los años concretos, se trata de saber dónde queremos estar dentro de 15 años. Sabemos que vamos a perder cuota, pero tenemos que crecer en número de turistas, pernoctaciones y gasto medio diario. Hay que adecuar nuestros instrumentos a la nueva situación, en la que la gente cada vez programa sus vacaciones más por cuenta propia. Por eso queremos segmentar los mercados y la información que suministramos, incorporar nuevas tecnologías, e identificar los nuevos comportamientos. Todo ello requiere un compromiso no sólo del Gobierno central (que sólo conserva la política de promoción), sino también de las comunidades autónomas y, sobre todo, del sector privado.A juicio de Mejía, pese al aumento de precios, lo relevante es la relación entre éstos y la calidad: 'Los turistas que llegan a España tienen renta alta, y están dispuestos a pagar siempre que el servicio (no sólo el hotelero) se adecúe al precio. Esa es nuestra principal baza'.