Amplitud de vistas en Euskaltel
Sencillo, pero con estilo propio. Espacioso, muy luminoso y con una seña de identidad muy vistosa, la moqueta, de color naranja (el color de la marca). Lo que más llama la atención del despacho del consejero director general de Euskaltel, Alberto García Erauzkin, son las dos paredes de cristal que dan a una inmensa terraza. Antes de que la compañía ocupara su nueva sede en el parque tecnológico de Zamudio (Bilbao), pidió como única exigencia que su lugar de trabajo fuera grande porque, según asegura, 'fomenta que el equipo venga a trabajar aquí'. Lo utiliza más como sala de reuniones que como lugar de trabajo en solitario. En el rincón más privilegiado de la estancia hay una gran mesa ovalada que García Erauzkin nunca preside. Explica que cuando se reúne con sus ejecutivos no quiere establecer jerarquías. Tiene la costumbre de no recibir en la mesa de trabajo a quienes le visitan, siempre lo hace en la de reuniones. Intenta evitar barreras que puedan marcar diferencias, prefiere un trato más cercano e igualitario.
El consejero director general de Euskaltel calcula que el 15% de la organización ha pasado por su despacho para asistir a alguna reunión. Dice que le gusta mucho escuchar. 'Nunca deja de sorprenderme la capacidad que tienen los que trabajan conmigo para aportar distintos puntos de vista', añade. Con su equipo comparte ideas y sugerencias. Después las ordena, las medita, monta el puzzle y toma decisiones, comenta. Confiesa que al principio le resultó difícil convertirse en líder de 514 profesionales. Cree que 'el liderazgo es algo que se gana, no se impone'. Le gustaría que le vieran como un directivo que sabe tomar decisiones acertadas en situaciones complicadas y, sobre todo, 'ser creíble y generar credibilidad'. Asegura que se trata de un 'valor fundamental que da confianza hacia arriba y hacia bajo'.
Como cualquier ejecutivo desearía el equipo más cualificado y en el que confiara plenamente. Pero, puestos a elegir prefiere un equipo de su total confianza aunque no sea el más cualificado. Explica que cuando llegó a la dirección general de Euskaltel y le tocó formar equipo se preguntó: '¿con quien me iría al fin del mundo?'.
El despacho está impecable, la mesa impoluta. Dos lámparas y un cuadro, son los únicos elementos decorativos. En una de las pareces hay unas estanterías donde se expone un panegírico sobre el cliente que repartió cuando llegó a la dirección general de Euskaltel y que incluye el lema 'un cliente es un rey cliente'. Fue una frase que acuñó un directivo de Arthur Andersen, primera empresa en la que trabajó García Erauzkin en 1983.
Le gusta resumir sus retos en frases, con las que dar coherencia a la organización. El primero fue 'hacer un euro de beneficios en 2003'. Y lo cumplió. Cuando ocupó el cargó en el año 2000, Euskaltel atravesaba el periodo de mayores pérdidas de su corta historia. Tres años más tarde la compañía estaba en beneficios. Ahora el nuevo reto es: 'En 2007 ser líderes absolutos en la Comunidad Autónoma del País Vasco'. Según García Erauzkin 'o somos líderes o no somos nada'. Su gestión se basa en dos fundamentos que tiene bien presentes. Opina que un ejecutivo siempre gestiona contradicciones y 'la primera contradicción fundamental es que tiene que dirigir la empresa como si fuera suya, sin olvidar que no es el dueño, es decir, hay un punto en el que necesita saber si los verdaderos dueños te respaldan'. Otro pilar de su gestión es hacer cada vez más cosas consumiendo los menores recursos posibles. 'Y yo lo hice', afirma orgulloso. 'A los dos años de llegar a la dirección general, doblé los clientes y los ingresos gastando menos recursos'. García Erauzkin considera que su gestión se caracteriza por la transparencia. Piensa que 'la manera de compartir un proyecto común es compartiendo una información común. Es muy importante la coherencia interna, trabajar en la misma dirección y eso se consigue haciendo partícipe a los demás de la información'.
Una placa que evoca recuerdos
Para Alberto García Erauzkin, el objeto más querido de su despacho es una placa que sus ex compañeros del comité de dirección de Corporación Patricio Echeverría le regalaron cuando abandonó la compañía en 1998 para incorporarse a Euskaltel como director financiero. Asegura que fue una época en la que aprendió mucho, aunque asegura que profesionalmente ha tenido mucha suerte porque todos los proyectos en los que ha estado inmerso le han apasionado. Cree que como más se aprende es gestionando situaciones de crisis. En Euskaltel empezó de cero y es en este tipo de aventuras donde más se curte un directivo. 'Primero hay que ser algo y luego tienes que crecer'. Está casado y tiene dos hijos, a los que dedica todo el tiempo que puede. No es mucho porque pasa 12 horas al día en el despacho. El cine y la lectura son dos de sus aficiones y correr al aire libre, su deporte favorito.