Turismo médico a la India
Los problemas que sufre el sistema público de salud en Reino Unido (NHS), con largas listas de espera en operaciones quirúrgicas, problemas de virus hospitalarios, que matan cada año a unas 5.000 personas, y la carestía de la sanidad privada están empujando a muchos británicos a buscar asistencia en lugares como la India. Este país, ahora conocido por ser la meca de la subcontratación tecnológica, donde acuden las grandes corporaciones europeas y estadounidenses para recortar sus costes, ha iniciado una nueva revolución en el terreno médico y se prepara para atraer a pacientes occidentales con un nuevo concepto denominado turismo sanitario.
Según un estudio de la consultora McKinsey, el turismo médico en ese país podría estar valorado en 2.000 millones de dólares (1.650 millones de euros) en el año 2012. Pero Charanjit Banerjee, director de la Confederación de Industria India (CII) señala que esta estimación es pobre y que el potencial podría ser de hasta 5.000 millones de dólares (4.130 millones de euros) en siete años.
El año pasado 150.000 extranjeros visitaron la India para recibir tratamiento, lo que supuso un crecimiento del 15% anual respecto al ejercicio precedente. Con un personal sanitario de alto nivel y bajos precios, la industria de la salud espera reproducir el éxito del sector del software indio.
Multitud de clínicas de alto nivel están siendo construidas en zonas bien comunicadascomo Bangalore
Hace unos meses George Marshall, un reparador de violines de 73 años de la localidad británica de Bradford, fue diagnosticado con una enfermedad cardiaca. Sus opciones eran esperar seis meses para ser intervenido en el NHS o pagar 28.000 euros en la sanidad privada si quería ser operado de forma inmediata. Al final, tras una rápida búsqueda en internet, Marshall decidió viajar a Bangalore, al sur de la India. La intervención en el Wockhardt Hospital, que resultó un éxito, consistió en coger un trozo de vena de su brazo para reparar las debilitadas arterias del corazón. El precio total, con vuelo incluido, fue de 6.000 euros.
Multitud de centros de salud de alto nivel están siendo construidos en estos momentos en lugares que ya cuentan con infraestructura aeroportuaria y de transporte en la India, gracias al negocio del software, como es el caso de Bangalore, conocido como el Silicon Valley indio. Las iniciativas cuentan con el beneplácito de las autoridades locales, que quieren promover el nuevo negocio y alquilan el suelo a las compañías a precios muy bajos.
Anne Marie Moncure, directora general de los hospitales Apollo, en Delhi, que trabajó en el sector sanitario de EE UU durante más de 20 años, se muestra convencida del gran potencial del turismo médico. 'Alrededor de 50 millones de estadounidenses carecen de seguro médico e incluso los que sí lo tienen se ven obligados a pagar cifras sustanciales por los tratamientos. Y el NHS en Reino Unido hace esperar a los pacientes hasta más de un año para intervenciones quirúrgicas', señala refiriéndose a los dos principales países a los que van dirigidas las iniciativas.
Cada año se licencian en la India 20.000 médicos y 30.000 enfermeras, muchos de los cuales salen a trabajar a países occidentales como Reino Unido y Estados Unidos. Por lo tanto, los pacientes de estos países están acostumbrados a tratar con médicos indios y se sienten cómodos con ellos porque son muy habituales en las plantillas de sus hospitales.
Hasta ahora el turismo médico indio se ha promocionado básicamente con la publicidad en internet y con el boca a boca de personas que han quedado satisfechas con la experiencia. Moncure señala que la industria sanitaria india necesita mayor coordinación y ofrecer servicios con calidad, consistencia y precios uniformes.
Si se hace una comparativa, una operación común como es la de prótesis de cadera cuesta en la India 6.400 euros, mientras que en Reino Unido el precio es de 13.500 euros y en Estados Unidos, de 23.700 euros.
Pero mientras el sector de la salud privada sigue floreciendo en la India, el sistema público sanitario sufre muy graves deficiencias. El país tiene menos de una cama de hospital por cada 1.000 habitantes, según señala Ravl Duggal, del grupo de investigación Cehat.
Cirugía plástica y trasplantes de hígado en Tailandia
India espera sacar buen partido del colapso del sistema público de salud británico. El NHS ya ha empezado a enviar pacientes para que sean tratados en otros países europeos y así aliviar sus largas listas de espera. Hasta el momento, solo se realizan transferencias a hospitales que estén a un máximo de tres horas de vuelo, pero los centros sanitarios indios opinan que esas restricciones acabarán por eliminarse.'Es inevitable', dice Habil Khoraiwalah, presidente del hospital Wockhardt de Bangalore, 'con los crecientes costes de la sanidad y el envejecimiento de la población, la tendencia es clara. La gente ya ha empezado a ver las ventajas y los gobiernos acabarán descubriéndolas también'.Otros países como Tailandia, Malasia y Singapur se han sumado también a la fiebre del turismo sanitario y tienen ofertas de viajes que incluyen desde operaciones de cirugía plástica a transplantes de hígado. Estos países atrajeron en 2003 a más de 600.000 pacientes, según datos oficiales.Turquía tampoco quiere perder la oportunidad. Según Esat Ozoguz, director de marketing del Memorial Hospital en Estambul, su país está mejorando su posición en este negocio y cada año miles de personas procedentes de Japón, Estados Unidos y China viajan allí para ser operados de corazón y tumores. La cirugía plástica, los tratamientos dentales y de reproducción son otras de las opciones requeridas. Ozoguz prevé asimismo la llegada en los próximos años de un gran número de pacientes procedentes de países de la UE. La expectación ante el nuevo negocio es grande pero algunos se preguntan por qué se denomina turismo a este tipo de movimiento. Albert Schumacher, presidente de la Asociación Médica de Canadá, se muestra escéptico con el termino. 'No tiene nada que ver con la idea de ocio y diversión que van asociados con el turismo. Al fin y al cabo la gente no va a estar bebiendo margaritas a la orilla de la playa, sino tomado morfina y demerol para combatir el dolor', bromea.