La revista §The Economist§ eleva al 2,8% su previsión de crecimiento para España
Una décima de punto más. Eso es lo que el prestigioso semanario británico The Economist calcula que crecerá España en durante el año 2005. La revista señala además que en 2006 el crecimiento será de una décima menos: 2,7%. Tras la última revisión y el cambio de base contable, el dato de variación del PIB fue en 2004 del 3,1%, y el del primer trimestre del año fue del 3,3%.
El semanario mejora así las previsiones que había hecho la Comisión Europea, que estima que España crecerá un 2,7%, y la iguala a las de la OCDE y el Fondo Monetario Internacional, que ya adelantaban en abril que España crecerá en 2005 a un ritmo del 2,8%.
Demanda interna y empleo, las claves
Desde el punto de vista interno, el aumento de la demanda y el crecimiento del empleo (reforzado con el afloramiento de decenas de miles de trabajadores inmigrantes regularizados en los pasados meses) están sentando bien a la economía española, que no sólo crece a buen ritmo, sino que además lo hace a más velocidad que la mayoría de sus vecinos.
El bajo nivel de tipos de interés, que el BCE mantiene estables en el 2% después de 24 meses, está sirviendo así para estimular el desarrollo en España, pero es insuficiente para países como Alemania o Italia, donde numerosas voces piden una rebaja y critican la rigidez del sistema cambiario europeo.
Los dos puntos en los que el BCE fija el precio del dinero parecen lo más adecuado para España, que crecía a un ritmo del 3,3% en el primer trimestre del año, pero no para otros muchos socios comunitarios con economías mucho más potentes, como Francia o Alemania, que necesitan sin embargo mayores estímulos, ya que crecen a niveles del 1,7% y el 1,1%, respectivamente, y algunos como Italia entraban incluso en recesión, con un crecimiento negativo de 0,2 puntos hasta marzo.
Pese a los buenos datos, siguen pesando sobre la economía española el grueso déficit del sector exterior, con un gran desequilibrio en las balanzas, y otros problemas estructurales como la baja productividad. Además, claro, de la continua amenaza de la inflación que, según el indicador adelantado, que debe confirmar mañana el INE, se situó en mayo en el 3,1%.