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Fondos

Los ministros exteriores preparan el terreno para un acuerdo presupuestario

Los ministros de Exteriores de la UE se reunieron ayer en Luxemburgo para intentar sellar un preacuerdo presupuestario y permitir que sus jefes de Gobierno lo ratifiquen en la cumbre del próximo jueves y viernes en Bruselas. El encuentro sirvió básicamente para constatar que los países consideran vital sellar ahora el acuerdo presupuestario.

La reunión de los ministros, con un máximo de tres personas por delegación, se concentró 'en los contornos de los principales problemas, para buscar los márgenes de aproximación', según describía gráficamente un diplomático. 'El trabajo técnico está prácticamente concluido y sólo faltan las decisiones políticas' de los primeros ministros.

El titular español, Miguel Ángel Moratinos, llegó con 'ánimo de acuerdo', pero sus reivindicaciones intactas: una prórroga de al menos cuatro años para el Fondo de Cohesión y el deseo de suprimir o congelar el llamado cheque británico (compensación anual que reduce en un 66% la aportación británica a la Unión Europea).

La combinación de ambas premisas puede permitir a España cumplir su objetivo prioritario en la primera negociación presupuestaria de la UE en la que ya no figura entre los socios más pobres, sino entre el grupo de los más ricos: evitar convertirse en contribuyente neto (los que aportan más de lo que reciben) antes de 2014.

El principal obstáculo para esa aspiración española, el titular británico de Exteriores, Jack Straw, que anunciaba a la entrada de la reunión que 'estamos dispuestos a utilizar nuestro derecho de veto si fuera necesario'. Aún así, Blair parece dispuesto a negociar la cuantía de ese privilegio, consciente de que tras la ampliación de la UE buena parte del cheque (5.000 millones de euros este año) lo financian los países más pobres de Europa del Este.

Londres, de momento, se atrinchera tras el cheque para conseguir dos de sus principales objetivos en la negociación: concentrar los fondos estructurales en los nuevos socios del Este y reducir la partida de la política agrícola común, que absorbe casi el 40% de los 100.000 millones de euros del presupuesto anual.

Francia, principal beneficiada de la PAC, se enfrenta a la contradicción de defender su mantenimiento y, al mismo tiempo, exigir que las aportaciones al presupuesto no superen el 1% del PIB comunitario (frente al 1,14% propuesto por la Comisión Europea).

Alemania, Reino Unido, Holanda, Suecia y Austria coinciden con esa reivindicación. Pero con la PAC congelada, el 1% sólo puede conseguirse a costa de recortar la política de Cohesión. El último proyecto de acuerdo, elaborado por la presidencia luxemburguesa de la UE (que sitúa el techo de gasto en el 1,06%), ya reduce a 305.000 millones de euros la partida de cohesión para los próximos siete años, 31.000 millones menos que la propuesta de la CE.

El recorte perjudica a las regiones pobres de los socios veteranos (Italia y España, principalmente), pues la política de cohesión se centrará en los próximos ejercicios en los países de Europa del Este que ingresaron el pasado 1 de mayo. Madrid confía en que, con los datos actuales de PIB, cuatro regiones españolas (Andalucía, Extremadura, Galicia y Castilla-La Mancha) sigan entre el grupo de las regiones más beneficiadas, y busca una salida transitoria para Murcia, Asturias, Ceuta y Melilla.

Roma, sin embargo, se muestra insatisfecha con la propuesta de Luxemburgo y amenaza con vetar el acuerdo inicial.

Habrá que esperar, pues, a que los primeros ministros tomen las decisiones políticas necesarias para hacer realidad un acuerdo presupuestario que en estos momentos consideran crucial.

España quiere limitar el impacto

Cada décima que se reduzca el techo de gasto para los presupuestos comunitarios de 2007-2013 condena a España a convertirse antes de lo previsto en contribuyente neto de la UE. Con el 1,14% del PIB, el techo de gasto ya descartado que proponía la CE, España hubiera aportado más de lo que recibe al final del próximo marco presupuestario. Pero con el 1% que defienden los socios más ricos el saldo negativo comenzaría ya en 2007 o 2008. El borrador de acuerdo que ayer estudiaron los ministros de Exteriores de la UE rebaja el gasto al 1,06%, convirtiendo a España, si no se prevé alguna compensación, en contribuyente neto desde mediados del período como mínimo.España considera inaceptable este deterioro de su saldo presupuestario, desencadenado por una ampliación del club hacia el Este. Y no quiere, por tanto, sufrir las principales consecuencias presupuestarias.

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