Ambiente relajado en Iberostar
Luce un tono de piel envidiable, fruto de sus viajes a El Caribe, donde el Grupo Iberostar está priorizando su línea de negocio hotelera. José Antonio González, de 47 años, consejero delegado de la compañía , tiene despacho en Palma, un lugar que en los últimos tiempos apenas pisa. 'Llevo la vida de un piloto. En un año sumaré más de 400 horas de vuelo', advierte. La habitación que ocupa es limpia, sencilla, amplia, con luz natural y mucho orden. El ambiente invita al relax. Es ordenado. 'Me gusta que todo esté en su sitio. Al final del día dedico un pequeño espacio de tiempo para la reflexión, analizo todo lo que he hecho a lo largo de la jornada, que cosas se han quedado en el tintero'.
Para trabajar hace uso de las nuevas tecnologías. Siempre le acompaña su Blackberry. 'La ubicación física ya no es importante. Puedo llevar el negocio perfectamente desde la República Dominicana. Tener contacto con la empresa ha dejado de ser importante', señala. A pesar de ello, conviene en que todo ejecutivo 'necesita días de oficina'. Un directivo requiere de poner la atención y el esfuerzo, en cuanto a contacto físico, en aquellos lugares o focos que más lo necesiten. 'Es importante estar cerca del producto y del cliente. Además, hoy día tenemos que tener muy presente el concepto de internacionalización'.
Debido a sus continuos viajes, González ha dibujado un tipo de organización más horizontal. 'No creo en la figura del consejero delegado con subdirectores por debajo. No creo en los escalados porque es difícil transmitir información hacia arriba y hacia abajo. Si ahora estoy más centrado en el negocio del Caribe no puede haber más de tres pasos', señala. Y exige que los directivos que componen su equipo tengan cierta movilidad. 'La idea de una organización vertical ha pasado a la historia', señala.
José Antonio González cree que su principal aportación al Grupo Iberostar se debe a su experiencia y conocimiento del negocio. 'Empecé en este sector a los 15 años como recepcionista de hotel. Y he pasado por todos los puestos. Soy hotelero desde la base'. Confiesa que ese conocimiento tan exhaustivo del negocio le lleva en muchas ocasiones a ser excesivamente celoso de todos los detalles. 'Cuando voy a un hotel me fijo en todo'.
A veces sueña, cuando inaugura un nuevo establecimiento, con dirigirlo él mismo. 'Creo que además aporto una filosofía, una forma de ser y de liderar equipos diferente. Soy una persona perseverante y exijo que mis colaboradores también lo sean'.
En este sentido, apunta que en el sector hotelero cada día es diferente y eso supone nuevos retos. 'La única base que tenemos es conseguir que los clientes repitan con nosotros y para ello se necesitan equipos perseverantes'. Aclara que no busca primeras figuras de la gestión, sino profesionales que quieran empezar desde abajo y desarrollar su carrera dentro de la compañía. 'Si contratamos a primeras figuras no vamos a conseguir el nivel de fidelización y de compromiso que se tiene cuando una persona empieza desde abajo. Ofrecemos grandes oportunidades profesionales', señala González. El Grupo Iberostar cuenta con 90 hoteles abiertos en diversos países y emplea a 15.000 personas. La plantilla es un ejemplo de diversidad cultural. 'Lo que si pedimos es que tengan un gran nivel de formación, pero no es lo mismo México que Brasil, donde el nivel de servicios todavía no está desarrollado', explica.
Los fines de semana, José Antonio González los dedica por entero a la familia, a la que en periodo de vacaciones regala una estancia en el Caribe. 'Esa es la manera de que entiendan mi trabajo, debido a que paso mucho tiempo fuera'. Cuando está en Palma, su jornada se aproxima a las 12 horas de trabajo. De vez en cuando, araña algo de tiempo para escaparse al gimnasio. Aunque confiesa que no es un directivo estresado. Y no entiende a aquellos que lo están. 'El trabajo hay que disfrutarlo'.
La sierra tramontana, a su lado
Como buen mallorquín, a José Antonio González le gusta el interior de la isla. Al lado de su mesa de trabajo tiene un cuadro de la sierra de Mallorca, obra del pintor San Juan. 'Me gusta mucho porque refleja el verdadero paisaje de esta tierra', cuenta. Entre sus aficiones se encuentra todo lo relacionado con el agua, las motos y el deporte al aire libre. Muchas veces cuando trabaja, y a pesar de estar en destinos paradisíacos, no lo concibe como ocio. 'Los viajes de negocios los veo como lo que son, de trabajo. No tienen nada que ver con el placer. Y en ocasiones me gusta aprovechar al máximo y prolongo la jornada hasta las 16 horas'. Explica que, a pesar de viajar a México durante los últimos ocho años, unas 12 veces al año, no conoce este país. 'Piensas más en apurar el trabajo para volver a casa y reencontrarme con los míos'. Lo que no le gusta a José Antonio González es mezclar su vida profesional con la familiar. Por ello su despacho carece de detalles y objetos personales.