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IV Foro de recursos humanos

Dirigir por misiones, el modelo de gestión futuro

El futuro de las empresas pasa inevitablemente por que modifiquen cuanto antes sus métodos de gestión. 'La dirección por objetivos está causando efectos secundarios muy negativos. Es uno de los problemas más importantes de las grandes compañías modernas', asegura el profesor del IESE Pablo Cardona. El próximo miércoles, la escuela de negocios organiza el IV Foro de Recursos Humanos, en el que se insistirá en la necesidad de rectificar y cambiar la estrategia: la dirección por misiones es mucho más eficaz que cualquier otra.

æpermil;sta es, al menos, la opinión de Pablo Cardona, que resume en una frase la diferencia principal entre ambos estilos de administración: la dirección por objetivos se centra en qué hay que conseguir, mientras que la dirección por misiones piensa en para qué hay que lograrlo. Y en las empresas impera el primero de los casos, lo que perturba 'la relación entre la empresa y los clientes' e impide 'desarrollar el talento para el futuro', pues sólo importan los resultados inmediatos. Además, corrompe las relaciones entre compañeros y entre jefes y subordinados, que 'hacen lo posible para rebajar la presión que reciben', y la empresa 'se resquebraja'.

La solución está a la vista desde hace 20 años, 'pero las compañías no saben qué hacer con ella'. Se trata de definir una misión y lograr que los trabajadores se comprometan con ella. La misión, según sostiene el profesor del IESE, debe ser 'una contribución, un servicio a la sociedad' que dé identidad a la empresa. Y que esté presente en la gestión. 'Lo que hay que hacer es tomársela en serio', afirma Cardona. Llevar la intención a la acción.

'El objetivo de un vendedor no puede ser vender y vender'

El especialista pone un ejemplo: si la misión, o parte de ella, es servir al cliente, 'el objetivo de un vendedor no puede ser vender y vender' aunque el comprador no necesite nada. Hay que vender, pero también 'ofrecer lo mejor y escuchar al cliente'. Esto tampoco quiere decir que no haya objetivos económicos, sino que éstos se supediten a la misión, que sirvan a su éxito.

Este estilo de dirección fracasa porque los directivos consideran que establecer la misión es dar un discurso en Navidad, y no es así. 'Eso es un desastre. Fuegos de artificio', dice Cardona. La alternativa es 'que cada departamento tenga una misión propia' que participe de la superior. Además, resulta imprescindible que exista un responsable de que esa misión se cumpla, 'un titular' que oriente su trabajo al logro de la misión global.

Un modelo de gestión aceptado por todos

El profesor del IESE Pablo Cardona considera que las empresas deberán cambiar, tarde o temprano, sus estrategias. 'Ni una sola compañía de todas con las que he hablado me ha dicho que no tenga razón. Se sabe que la dirección por objetivos es agobiante e ineficaz. No tiene salida', asegura Cardona. La única posible es ejercer más presión en todos los niveles de la compañía. 'Pero cuando te pasas de vueltas ya no consigues más', asegura Cardona. Bien al contrario, 'llega un momento en el que la gente da menos de lo que puede por pura defensa personal, e incluso para defender a los clientes'. 'Pero las empresas aprenden, y esto cambiará. No sé si dentro de cinco años o de 50, pero cambiará', dice Cardona.

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