El euro en la encrucijada
El referéndum sobre la Constitución Europea que se celebra este fin de semana en Francia ha sido la espita por la que el mercado de divisas ha soltado la tensión acumulada en los últimos meses. Si por un lado los déficit gemelos de Estados Unidos sugerían el debilitamiento del dólar, por el otro los tipos de interés y el crecimiento económico actuaban a favor de dicha divisa.
Siendo como es la política cambiaria china la piedra angular de este precario equilibrio, las expectativas de revaluación han ayudado al dólar, puesto que permitirían corregir el déficit estadounidense contra las divisas de Asia y no, como ha ocurrido hasta el momento, contra el euro. Mientras esto ocurría, el diferencial de crecimiento se ha ensanchado -la corrección en las previsiones de la OCDE es una bofetada a las previsiones para la zona euro- y el ruido de tipos de interés en Europa apunta más hacia el Sur que hacia el Norte.
Así las cosas, no es extraño que la moneda estadounidense esté en máximos de siete meses frente al dólar. La caída alcanza un 7% sobre los niveles marcados en el mes de marzo, pero a muchos especialistas les parece poco. Es más, la divisa podría caer de forma significativa si Francia dice no este domingo, y si lo hace por un amplio margen.
Sin embargo, teniendo en cuenta la obsesión de los inversores por anticiparse a otros inversores, resulta un tanto extraño que los operadores esperen al lunes para vender euros si Francia rechaza la Constitución. El lunes, además, es festivo en Londres, lo que puede redundar en una menor liquidez y mayor volatilidad en las cotizaciones.
Puede que, en realidad, el rechazo no sea tan importante para la divisa. O que existan esperanzas de que las encuestas se equivoquen. Pero, lamentablemente, los efectos de un eventual rechazo irán más allá de este mercado.