Se busca pueblo para construir un cementerio nuclear
Se busca pueblo para cementerio nuclear. La Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) busca una solución para la gestión de los restos de alta actividad procedentes de las centrales nucleares. La empresa prepara un informe, que presentará al Gobierno en julio, en el que propone como solución la creación de un único almacenamiento temporal centralizado (ATC). El reto consistirá en convencer a algún municipio para convertirse en el emplazamiento del cementerio nuclear.
Los miles de años de vida de los residuos radiactivos y su potencial de contaminación asusta a los alcaldes. ¿Logrará Enresa construir un único almacén de residuos nucleares?
El tiempo apremia. Las piscinas de las centrales nucleares que hoy albergan estos residuos no son una solución eterna, ya que alguna, como la de Trillo, ya está saturada. En 2011, además, tienen que volver las toneladas de combustible quemado enviadas a Francia tras el incendio que sufrió la central nuclear de Vandellós I en 1989, siempre que no se renegocie la vuelta de esos desechos con Francia. Enresa estima un coste de unos 60.000 euros por cada día que pase el plazo. Mucho dinero.
El momento de actuar ha llegado, pero la decisión se retrasa, ya que siempre ha existido la posibilidad de dejar los residuos en cada una de las centrales nucleares, una solución por la que abogan los ecologistas.
El presidente de Enresa, José Alejandro Pina, en su intervención en el curso de posgrado en información económica que imparte la Universidad de Zaragoza, explicó las ventajas de un único emplazamiento para estos residuos radiactivos. 'La solución del ATC es más económica y racional que tener siete repartidas por las centrales nucleares. Se ahorra un coste de uno a cuatro', comentó. La mayor seguridad y las facilidades que supone para la investigación son otros argumentos a su favor, según Pina.
El ATC, al tratarse de una solución transitoria, llevará aparejado un centro de investigación sobre el uso futuro de los residuos radiactivos, donde se estudiará e investigará en la transmutación y separación de los residuos, con el objetivo de conseguir menor volumen y menor emisión de radiactividad. Pina confía en que la tecnología encuentre algún sistema para eliminar residuos, por lo que de momento se descarta la solución del almacenamiento geológico profundo (AGP), un cementerio para encerrar los residuos a centenares de metros.
A partir del informe que elabora Enresa sobre las características técnicas que precisa la instalación, el Congreso de los Diputados establecerá las condiciones generales que acompañarán a la construcción del ATC. Enresa estima que el proceso de selección de un municipio comience en otoño y lleve entre un año y medio o dos, plazo al que hay sumar los tres o cuatro para la creación del ATC.
El emplazamiento del ATC no requiere características especiales, vale cualquier nave, y quizá las ventajas económicas ayuden a encontrar candidatos. El ATC se licenciará por 60 o 70 años y costará 400 millones. El municipio que acepte recibirá unos 12 millones de euros al año y se beneficiará de la creación de 200 puestos de trabajo directos y 150 indirectos.
Enresa estima que la iniciativa generará 200 puestos de trabajo directos y otros 150 empleos indirectos