Pujals presiona a la plantilla para que supere las metas prometidas
Lo ven cuando van a la cafetería, cuando caminan por los pasillos, cuando suben las escaleras... 'Creo firmemente en la necesidad de pensar en grande y si se hace así, el cerebro empieza a encontrar la manera de llegar'. La filosofía es de Leopoldo Fernández-Pujals; Jazztel, su nuevo campo de aplicación, y los empleados, los encargados de hacerlo posible.
Pero, ¿hacer posible qué? Puede que para algunos -muchos- las previsiones para 2007 anunciadas por Pujals rayen en lo disparatado, pero es que los objetivos que debe lograr la plantilla son incluso superiores a los anunciados.
El presidente de Jazztel prometió nada más llegar a la firma unos ingresos de 1.000 millones de euros para 2007, con un Ebitda de 136 millones y unos beneficios de 52 millones. Estos resultados se harían posibles al alcanzar una cuota de mercado en telefonía fija del 6%.
Las promesas despertaron cierta incredulidad. Tras siete años de existencia, Auna está lejos de cumplir dos de las cuatro metas. De hecho, las únicas casas de análisis españolas que se han arriesgado a hacer una previsión para Jazztel a tan largo plazo demuestran con sus cifras lo que otros analistas del mercado dicen con palabras: la desconfianza.
El informe del Santander es el más escéptico. No sólo no se cumplirá la meta de 1.000 millones de ingresos -el analista apuesta porque serán 475,8 millones-, sino que ni siquiera habrá beneficios -habla de 58,3 millones de pérdidas-. Algo más optimista es Banesto Bolsa. Sí habrá números negros, dice, aunque cinco veces menos de lo prometido, y la facturación estará más cerca del objetivo, pero aún le faltarán 200 millones para cumplir lo asegurado.
Ante estas dudas, la sorpresa salta cuando se constata nada más poner un pie en la operadora que Pujals tiene estas cifras sólo como referencia para los inversores. 'Jazztel alcanzará el 12% del mercado de las telecomunicaciones fijas en España, con unas ventas superiores a 2.000 millones y un Ebitda y un resultado neto por encima de 400 y 225 millones para el año 2007'.
Las palabras son las mismas que figuran en el anuncio original, y público, de previsiones, pero las cifras varían sustancialmente, hasta el punto de que son, como mínimo, el doble de las prometidas. Y esta es la misión que los empleados de Jazztel se encuentran todos los días colgada en forma de cartel en cada rincón del edificio.
¿Con qué objetivos hay que quedarse?, y, sobre todo, ¿siguen siendo creíbles cualquiera de las promesas? 'Pongo la mano en el fuego por las previsiones dadas a la Bolsa, pero yo siempre he apuntado a la estrellas. Así, si me quedo corto, por lo menos llego a la luna', explica Pujals. Pero eso no quiere decir que las metas dadas a la plantilla sean desechadas por irreales: 'Me creo los 2.000 millones, porque la única limitación que existe en el ser humano es el cerebro. No hay que pensar si se puede hacer algo o no, sino preguntarse qué hay que hacer para que se pueda'.
La magnitud de la apuesta requiere una motivación extra de la plantilla y un compromiso casi absoluto. Después de años de incertidumbres sobre la viabilidad de la empresa y de los recortes que ha hecho el propio Pujals, motivar a los empleados de Jazztel no es tarea fácil. Pero el nuevo presidente se ha aplicado a ello con empeño y una buena dosis de stock options. El reparto de las opciones ya está aprobado y se concederán al mismo precio al que entró Pujals, lo que significa que tienen cuantiosas plusvalías antes de nacer.
Cada empleado recibirá al año el equivalente al 25% de su sueldo en opciones y el objetivo es que en 2007 todos los trabajadores dupliquen su salario. 'Eso es lo que espero y eso es lo que el empleado tiene que visualizar', concluye Pujals. Seguro que en este último punto, la tarea es más dulce que en otros.
Setenta reuniones para motivar al personal
Además de las opciones sobre acciones, Leopoldo Fernández-Pujals ha acometido varias iniciativas para motivar a la plantilla y comprometerla con el proyecto. Para ello, ha emprendido una serie maratoniana de reuniones -lleva 70 y todavía no ha terminado con todos- de dos horas de duración con los empleados, agrupados de 15 en 15. Y en los encuentros hay que estar atento. No sólo se trata de escuchar al presidente, sino que hay que tomar apuntes porque luego habrá que enfrentarse con un test.Sí, el test se puede suspender. No es un mero trámite y el que no saque la puntuación necesaria tendrá que ir a septiembre. En este caso, el suspenso no es traumático. La recuperación es un encuentro con un responsable en el que se vuelven a repasar los puntos importantes para dejar claras las cosas.El objetivo no es otro que comprometer a los empleados con la nueva etapa de Jazztel, que sepan adónde tiene que llegar y cómo, y, sobre todo, que conozcan personalmente al presidente que les ha puesto tan altos objetivos.Para la clase directiva también hay deberes por hacer. Pujals ha reestructurado la cúpula y ha cambiado el puesto de consejero delegado por una comisión con las mismas funciones. Pero puede haber más cambios. En estos momentos, tres consejeros de Jazztel están estudiando la compañía y tendrán que determinar qué organización es necesaria en lo alto.