El ocaso de las estrellas españolas no frena la afición
Los fracasos de las estrellas consuelan a los humanos. El tropiezo que sufrió Sergio García en la última vuelta del Wachovia Championship, el pasado domingo en Charlotte (Carolina del Norte), redime a los amateurs. 'Si ellos fallan por qué no lo voy a hacer yo', se han repetido en voz alta a modo de justificación 270.000 almas, los jugadores federados que hay en nuestro país y que hacen causa común con la decepción del castellonense.
Pero en opinión de los entendidos, el golf español necesita una gran figura ante la pujanza que experimentan otras disciplinas que reúnen ante la pantalla de televisión a millones de seguidores. Son los casos de Fernando Alonso en la Fórmula 1, y de Rafa Nadal en tenis.
La irrupción del piloto asturiano en un especialidad cerrada a posibles practicantes vive de un marcado acento mediático y comercial. La explotación de la imagen de Alonso por parte de las empresas patrocinadoras es sólo la punta del iceberg de la máquina de hacer dinero que hay detrás.
El caso de Nadal es distinto. El tenis sí que es un deporte que está al alcance de una gran parte de ciudadanos, pero pese a los grandes éxitos internacionales logrados las últimas temporadas, como la consecución de la Copa Davis o de premios individuales a cargo de Juan Carlos Ferrero y Carlos Moyà, no ha conseguido incrementar el número de amateurs en España.
El golf, por paradójico que parezca, vive el mejor momento de su historia. Sin Ballesteros, retirado hasta que sus achaques físicos le permitan regresar algún día a los campos de juego, con un Olazábal que pelea por volver a tener un sitio entre los grandes y un Sergio García que se ha quedado estancado en su prometedora progresión; el número de practicantes federados no ha dejado de crecer ni un solo mes.
Cuando la Real Federación Española cerró el recuento oficial el último día del mes de abril, existían 270.091 federados, una cifra que convierte el golf en la cuarta actividad deportiva en nuestro país, por detrás del fútbol, la caza y el baloncesto.
Según las estimaciones hechas por el Consejo Superior de Deportes (CSD), el golf está a punto de alcanzar al baloncesto y se convertirá en el tercer deporte en el país por número de seguidores federados. El baloncesto cuenta con 291.000 licencias, alrededor de 4.000 más que el año 2000 y unas 30.000 más que en 1995.
El golf, por su parte, ha acumulado un incremento de 93.000 licencias desde 2000, y de 169.000 si se compara con las que había en 1995. Por Comunidades Autónomas destaca Madrid con 73.000 federados. Detrás vienen Cataluña con casi 47.000, y Andalucía que supera las 41.000.
Y es que el golf es el único deporte que permite a jugadores de distinto nivel técnico enfrentarse entre sí gracias al sistema de handicap que otorga puntos a los menos habilidosos y que puede practicarse a cualquier edad.
Su crecimiento se produce sin el acompañamiento de las estrellas que, como los 270.000 amateurs que hay en todo el país, también se permiten fallar. Al igual que lo hacen los buenos.