Espacio mínimo en City Time
Madruga. Cada mañana pone el despertador a las 6,15 de la mañana. Daniel Bensadon, madrileño de 39 años, director general de la empresa de distribución de relojes y de joyería City Time, necesita aprovechar las primeras horas del día para reflexionar sobre el trabajo, iniciarse en las tareas del día, leer los periódicos y hacer un rato de gimnasia. Si hay algo de lo que se preocupa es de crear un buen ambiente para que todos los profesionales que trabajan para la compañía se sientan cómodos.
'Es un esfuerzo venir a trabajar y hay que conseguir que todos se sientan a gusto'. ¿Cómo? Para empezar, ofreciendo la posibilidad de que todo el mundo se pueda equivocar. 'El que no lo hace es que no ha tomado nunca la iniciativa. Hay que darle la oportunidad a la gente de que cometa errores. De esa manera la persona contribuye al cambio y a tomar iniciativas de la empresa, con independencia de que los resultados económicos han de ser buenos', afirma Bensadon, que intenta aportar al negocio sobre todo 'futuro'. En este sentido, agrega: 'Somos una empresa distribuidora y no podemos permitirnos el lujo de contentarnos con la situación actual. Hay que ver más allá en el tiempo y hay que buscar siempre nuevas alternativas de negocio'.
Daniel Bensadon dedica al trabajo cerca de 12 horas. Eso sí, los fines de semana se desquita y se entrega plenamente a la familia, cuenta desde su oficina situada en un edificio, situado en el elegante barrio de Los Jerónimos. Trabaja en un espacio pequeño, donde apenas tiene cabida una mesa y una estantería. 'No necesito un despacho grande y, además, tengo que dar ejemplo al resto de los colaboradores'.
'Me doy cuenta de que voy más allá en lo que necesito, pero también me gusta rectificar'
Lo que sí demanda es luz natural y su colección de plumas. Escucha siempre, al menos el 80% de su jornada laboral, música, preferentemente jazz fusión. Se confiesa un ejecutivo ordenado y pide al resto de los departamentos la misma actitud. 'Pero es por una cuestión puramente práctica, para que la gente no pierda el tiempo'.
También asegura que es exigente, más de lo que le gustaría ser. 'Me doy cuenta de que voy más allá en lo que necesito, pero también rectifico si tengo un comportamiento erróneo', explica Bensadon, que todo lo hace por una causa: la búsqueda de la excelencia.
Está de enhorabuena porque City Time ha crecido en los tres últimos años más del 40%. Este crecimiento se debe a que 'hemos adaptado la estrategia comercial a la situación del mercado. La alta relojería y la moda coge impulso y el sector medio está en pleno auge'.
El factor moda ha hecho que se cambien los hábitos. Y además de la distribución de alto nivel, City Time ha incorporado precios asequibles con nombres de diseñadores como el de Tommy Hilfiger, que van de los 75 y a los 200 euros.
Daniel Bensadon no despilfarra. Tiene como principio, muy relacionado con esa vida espiritual de la que él hace gala, la austeridad como concepto. 'Las compañías son rentables cuando controlan gastos, que eso se traduce a todos los niveles desde la dirección a la fuerza de ventas'. Es por ello, que siempre tiene un comportamiento vigilante para poder tener mejores beneficios y por tanto mejores condiciones de trabajo. 'Nos importa cada euro ahorrado', sostiene.
Sobre una estantería tiene un cuadro al que le tiene un especial cariño: se trata de un anuncio de las páginas amarillas de Tánger (Marruecos) y que hace referencia a la ocupación de su abuelo, que era importador de relojes. 'Pensé, qué curiosa coincidencia. En mi familia hemos saltado una generación, pero me hizo ilusión porque yo me he dedicado a lo mismo'. Su único desliz personal en el despacho es una fotografía de su esposa, realizada en el faro de Formentera. En la pantalla de su teléfono móvil el retrato de sus tres hijos. Ha trabajado en distintas empresas, como Johnson & Johnson, en varias empresas familiares y en la distribuidora de relojes de el grupo Gucci. Le gusta jugar al golf e inventar juegos para sus hijos.
Siempre con dos relojes en las muñecas
En sus muñecas siempre lleva dos relojes, por supuesto, automáticos y de las marcas que distribuye City Time. Daniel Bensadon tiene obsesión por los relojes, aunque siempre se fija en ellos con benevolencia. 'No se puede definir a nadie por nada, pero menos por el reloj que lleva'. En el despacho guarda con celo una cajitas de música y de relojes, realizadas de forma artesanal con lupa de olmo en Suiza y que cuestan 6.000 euros.También enseña con mucho orgullo la nueva colección de joyas de la compañía, bautizada con el nombre de Pandora, un sector en que City Time entrar poco a poco. Se trata de una idea novedosa: que cada cliente con la ayuda de distintos abalorios se diseñe su propia joya. Una manera de ser original. Tanto como su atuendo.Daniel Bensadon no tiene el estilo del típico ejecutivo. Pocas veces lleva corbata, sólo cuando la ocasión lo requiere. Le gusta trabajar de manera cómoda, al igual que le gusta vivir.