Alonso sigue líder pese a su segundo puesto en Montmeló
Kimi Raikkonen fue el invitado de excepción a la fiesta que el circuito de Montmeló preparó para recibir a Fernando Alonso como líder del mundial de Fórmula 1.
El piloto de Mclaren-Mercedes disparó su flecha plateada desde la pole position que había alcanzado por la mañana y ya nunca dejó la primera plaza, ni siquiera cuando entró en el box para repostar. Rompió la maldición que pesaba sobre él y su equipo en este arranque de temporada y acabó con la hegemonía de Renault, que había ganado los cuatro grandes premios anteriores. Alonso, aupado por un público que sólo tenía ojos para él, logró la segunda posición, la misma que alcanzó en una vibrante salida al adelantar a Webber. Un segundo puesto que le permite mantener el liderato en el mundial.
Raikkonen, con una superioridad aplastante que le llevó a doblar primero al Ferrari de Rubens Barrichello y después a su compañero de equipo Juan Pablo Montoya, dejó pronto de ser noticia en el circuito.
Los ojos de los aficionados se posaron sobre Michael Schumacher, que había partido desde la octava plaza. Por un momento, sobre Montmeló planeó la remontada del piloto de Ferrari. De hecho, antes de entrar a repostar llegó a ser segundo. Pero un pinchazo en la vuelta 44 y una pasada de frenada cuando intentaba recuperar el tiempo perdido hizo que su coche se saliera de la pista y, aunque logró volver, el vehículo ya no pudo seguir la carrera.
Hubo entonces regocijo generalizado entre los seguidores de Alonso en los que parece haber calado el discurso de los últimos días del asturiano.
Al final de las 66 vueltas, satisfacción en unas gradas teñidas de azul y amarillo -que coinciden en la bandera de Asturias y en la imagen corporativa de Renault- y que acogieron a 115.900 espectadores, el récord del trazado catalán. Un éxito de público que se traduce en un impacto económico notable sobre la pequeña localidad de Montmeló y todo su entorno.
Según un estudio del propio circuito, en 2003, antes de que la alonsomanía se desbordara, el Gran Premio de España dejaba 55 millones de euros en la zona. A buen seguro este año la cifra se habrá disparado. No en vano todo el circo de la Fórmula 1 tiene al dinero -siempre en cifras muy elevadas- como compañero de viaje. Asistir al gran premio puede costar más de 300 euros en las mejores gradas, y una vez dentro del circuito un refresco puede costar cuatro euros, una gorra de cualquier equipo 30 y una camiseta con los logotipos de la escudería superar los 100 euros.
Precios que no frenan a los aficionados, aunque en algunos casos prefieren proveerse en las tiendas y bares del pueblo cuando van camino del circuito. Llamó la atención el malestar de los comerciantes locales cuando vieron que una conocida marca de refrescos decidió hacer promoción regalando latas de bebida a quienes llegaban en tren a Montmeló, con la consiguiente pérdida de ingresos.
Con todo, los cuatro días que Montmeló recibe al gran circo de la fórmula 1 son todo un espectáculo, habiéndose logrado una ocupación hotelera del 100% en la zona. Ocio y negocio que ahora se traslada a Montecarlo. Pero volverá a Barcelona el año que viene. Las entradas ya están a la venta, con descuento si son adquiridas antes del próximo mes de noviembre.
Quién sabe si, tal y como van las cosas este año, en 2006 el Gran Premio de España recibirá a un Alonso campeón del mundo y la fiesta de ese año, con banda de gaiteros incluida, sea todavía mayor. Sólo cabrá desear que esa vez no haya invitados que resten protagonismo al asturiano.