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CincoSentidos

Los trucos de los españoles para timar al seguro

Algunos ciudadanos simulan reiterados atropellos a su pareja o declaran que han sufrido 75 atracos. Las aseguradoras premian la represión del fraude más ingenioso

Miguel Moreno Mendieta

Basilio conoció a Carmen accidentalmente. La atropelló al salir de un aparcamiento. El seguro del coche indemnizó con 4.800 euros a la mujer por las lesiones sufridas. De tan violento primer encuentro surgió una relación sentimental. Viendo lo poco que se había investigado el atropello decidieron repetirlo. Las siguientes escenas fueron parecidas al primer topetazo, pero adornadas de muy diversas maneras: Carmen, en bicicleta; Carmen, cruzando una calle con una televisión en los brazos; Carmen con un carrito de bebé...

Siete compañías de seguro, con las que Basilio había firmado una póliza, pagaron a Carmen un total de 28.200 euros. El timo llegó a su máxima sofisticación (o perversión, según se mire) cuando inventaron que Carmen estaba embarazada en el momento del séptimo accidente simulado. Falsificando un certificado del servicio valenciano de salud engañaron a la aseguradora y llegaron a cobrar 3.600 euros. Como a los gatos, la suerte les sonrió en seis ocasiones, pero, a la séptima, les pillaron y fueron condenados a cuatro años en la cárcel.

ICEA, la asociación de Investigación Cooperativa de Entidades Aseguradoras, lleva años recopilando información de las distintas compañías para compartir información sobre fraudes. Esta organización convoca desde hace 11 años un concurso anual para elegir el engaño más jugoso. Los departamentos de prevención del fraude de las 23 primeras aseguradoras españolas remiten los casos más curiosos que han detectado a ICEA. Un tribunal -compuesto por un perito, un policía especializado en estafas y un magistrado- valora, entre los casos enviados, cuál ha sido el más notorio. El jurado pondera tanto el monto económico que ha logrado ahorrar la aseguradora al descubrir el timo como las técnicas de detección empleadas y la solidez de las pruebas aportadas.

Una investigación con muchas caras

En el caso que ganó el primer premio este año la coordinación de investigaciones paralelas fue fundamental. La compañía Zurich detectó un posible fraude en un siniestro en que una persona quedó parapléjica a causa de un accidente de tráfico. La aseguradora sospechó que el reclamante se había hecho pasar por copiloto, cuando realmente era el conductor del vehículo en el momento del accidente. En las pólizas de seguros de automóviles a terceros, el conductor del coche no está cubierto, pero sí los acompañantes.

La acción combinada de peritos de la compañía, de un centro de ingeniería que reconstruyó la secuencia del accidente y de los especialistas de una cátedra de medicina forense logró probar en el juicio que el accidentado conducía el automóvil en el momento del siniestro.

'La gente empieza a ojear las indemnizaciones que se pagan por sufrir un accidente y se plantean por qué no simularlo', explica José María Olazábal, presidente de ICEA. 'Con la ayuda de un colaborador que nos atropelle se puede ganar mucho dinero'.

Los economistas hablan de riesgo moral para describir la relación que se establece entre la compañía de seguros y el asegurado tras firmar el contrato. Todos están satisfechos con el acuerdo, pero el asegurado, cansado de pagar la póliza, puede empezar a plantearse que ya ha pagado demasiado y que ha llegado el momento de que le ocurra una desgracia para así recuperar lo invertido. La práctica más habitual de defraudar a las aseguradoras consiste en 'hinchar el perro', explica Olazábal. Así es como denominan en el mundillo a las reclamaciones en las que el asegurado infla el parte de daños. También es muy habitual omitir o modificar circunstancias del siniestro.

Ese fue el caso del ganador de primer premio el año pasado. Un aficionado al tunning -el arte de decorar y personalizar coches por dentro y por fuera- reclama 6.000 euros a su compañía porque ha tenido un siniestro total con su querido Thunderbird II. La aseguradora sospecha y cuando se pone a investigar descubre que el accidente ha tenido lugar durante un rally, circunstancia que exonera a la compañía de pagar la indemnización.

El caso ganador del concurso de fraudes en 2002 fue el de un joven que en dos años presentó 75 reclamaciones a 11 aseguradoras diferentes por accidentes domésticos y robos. El chaval, que pasaba apuros económicos, iba a la comisaría y contaba que le habían atracado al sacar dinero en un cajero automático. Después, peregrinaba por las distintas compañías con las que tenía seguro antirrobo solicitando una indemnización.

Esto lo hizo en 25 ocasiones, hasta que una agencia de detectives, que trabaja habitualmente con aseguradoras, Gesterc, inició un investigación. Al final le acabaron descubriendo. La máquina de escribir con la que redactaba las cartas dirigidas a las diferentes aseguradoras tenía un ligero defecto en las letras 'e' y 'r'. Imposible que fuera casualidad.

Lo rentable de combatir el fraude

El año pasado las compañías de seguros gastaron 2,7 millones de euros en pagar todo un ejército de peritos, forenses e incluso detectives privados para detectar reclamaciones irregulares. José María Olazabal, que dirige ICEA (una asociación cuyo objetivo es estudiar materias relacionadas con el seguro), prefiere hablar de inversión, en lugar de gasto. 'Por cada euro invertido en la prevención y detección del fraude', explica Olazabal, 'las compañías ahorran 45 euros, una rentabilidad difícil de conseguir en la Bolsa'. Ni en ningún otro sitio.En los últimos años, las compañías de seguros han logrado duplicar el número de casos irregulares detectados, que rondan el 2%. Sin embargo, aventurar la proporción real de siniestros en los que se da algún tipo de fraude es difícil. Desde varias agencias de detectives que colaboran habitualmente con compañías de seguros, creen que tan sólo se detecta una pequeña parte de los casos. 'Los timos que salen a la luz sólo son la punta de un iceberg', explica un directivo de una de estas agencias.

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Sobre la firma

Miguel Moreno Mendieta
(Madrid, 1979) es licenciado en Derecho y Economía por la Universidad Carlos III. También cursó el Máster de Periodismo de El País. Se incorporó al periódico Cinco Días en 2006, tras pasar por la web de El País y Mi cartera de Inversión. Escribe sobre el sector financiero, con un foco especial en fondos de inversión y los seguros.

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