El arte de llevarse bien con un nuevo jefe
Tienes que volver a empezar de cero, volver a ganarte la confianza, volver a demostrar tu profesionalidad, volver a adaptarte a una forma diferente de trabajar... es una faena'. Laura, nombre ficticio de una asesora fiscal que trabaja en una firma legal de Madrid, recibió un buen día la noticia de que su jefe se cambiaba de departamento. Después de varios años de trabajo en común, la decisión fue para ella como un jarro de agua fría. 'Cuando llevas trabajando mucho tiempo con alguien estás muy cómoda, tienes una complicidad y una confianza que hace mucho más fácil el trabajo. Eso se pierde con el cambio, se pierde incluso aunque a la larga ese cambio sea a mejor'.
En su caso, confiesa, el cambio no fue a mejor. Su nuevo jefe no tenía ni la profesionalidad ni el buen trato ni la flexibilidad del antiguo. Desde el primer día todo cambió, desde las grandes cosas hasta las pequeñas. 'Parece una tontería, pero, además de las cuestiones importantes, tienes que adaptarte a un montón de costumbres nuevas. Desde la hora de llegada y salida, hasta cómo tratar con el cliente, cómo contestar ciertos mensajes electrónicos o cómo clasificar la información', dice Laura.
Estrés, incertidumbre, preocupación, desasosiego. La reacción natural ante un cambio de jefatura, coinciden los expertos, es la desconfianza. Un sentimiento instintivo que hay que dominar, a no ser que uno quiera terminar arrinconado o en la calle. 'Lo primero que hay que hacer es estar dispuesto a escuchar. Hay que pensar que el jefe que llega es una persona nueva con ideas nuevas y que eso puede ser positivo. Uno debe ser prudente y, sobre todo, actuar con sentido común', señala Pablo Urquijo, director ejecutivo de la oficina de Madrid de la consultora Michael Page.
La reacción natural ante un cambio de jefatura en la empresa, coinciden los expertos, es la desconfianza
Un diagnóstico en el que coincide con Lola Sánchez, directora de organización de la consultora de recursos humanos Ajilon, quien advierte que todo cambio implica un esfuerzo y que hay personas 'a las que siempre les cuesta hacerlos'. En su opinión, el primer consejo para lograr que el cambio de situación no resulte perjudicial es tener una buena y sincera conversación. 'Debe quedar claro qué espera de ti el nuevo responsable y cuál ha sido tu trayectoria profesional hasta el momento. Debe haber sinceridad por ambas partes', recuerda la directora de organización de Ajilon.
La flexibilidad y la capacidad de adaptación es un valor en alza en este tipo de situaciones. No es el momento, por tanto, de reivindicar que uno 'siempre sale a las siete' o que el jefe anterior 'siempre hacía esto así'. Sin embargo, ello no significa que haya que quedarse sentado y esperar pasivamente para ver cómo se desarrollan los acontecimientos. 'Es importante ser activo, ser capaz de mostrar apoyo y de facilitar la información para que la gestión de ese cambio de dirección resulte lo más fácil posible', apunta Urquijo.
Tampoco es aconsejable atrincherarse junto a los compañeros en una actitud de enfrentamiento u oposición, ni siquiera en el caso de que el nuevo responsable haga realidad los peores augurios. 'Generar grupos de oposición crea mal ambiente, disminuye la productividad y es perjudicial para todos', explica Pablo Urquijo. Hay algo más: por muy malo que sea, él es el jefe y, en principio, tiene el apoyo de la compañía.
Consejos para salir airoso
Fuera prejuicios
Hay que recordar que, además de un nuevo jefe, el cambio implica la entrada en el departamento de una persona nueva. Los expertos reconocen que es inevitable comparar al nuevo responsable con el anterior, pero hay que tratar de ser honestos, ponerse en el lugar del otro y tratar de dar una oportunidad a la persona que llega.
Informarse
Sin caer en los rumores, una buena estrategia es tratar de averiguar qué trayectoria profesional y qué perfil tiene el nuevo jefe. No es lo mismo una persona muy estricta que una más flexible, ni es lo mismo un jefe que trabaja 24 horas los siete días de la semana que otro que concilia vida personal y trabajo. Saber algo de la nueva dirección permite posicionarse mejor.
Tener tacto
Como en toda relación que comienza, el tacto es fundamental. Recordar continuamente al nuevo responsable la forma de trabajar del antiguo no es aconsejable. Tampoco lo es criticar al jefe anterior delante del nuevo o explicar con detalle lo bien o lo mal que estaba uno en la situación anterior. Conversaciones abiertas y fluidas, sí; cotilleos, nunca.
Cuando el elegido viene de la casa
Si lidiar con un nuevo jefe es siempre complicado, en determinadas circunstancias la experiencia puede resultarlo aún más. Es el caso, por ejemplo, de los jefes que provienen de la plantilla de la propia compañía, una circunstancia que dispara los rumores, alimenta las informaciones de oídas y fortalece los resquemores. 'Si el jefe es de la casa los prejuicios suelen ser mayores. Se trata de personas que uno conoce o que otras personas de la compañía conocen. Existe rumorología y referencias previas que, a menudo, no se ajustan a la realidad', señala Pablo Urquijo, director ejecutivo de Michael Page.Por el contrario si el elegido viene de fuera el mensaje que se traslada a los subordinados es otro. Aquí la idea que impera es que no se ha encontrado en la empresa a nadie adecuado para desempeñar el puesto, algo que puede despertar resentimientos entre los que no comparten esa opinión.Hay más situaciones que endurecen el proceso normal del cambio de jefatura, como las fusiones o las ventas de empresas. 'Se trata de situaciones en las que la incertidumbre todavía es mayor, porque en ocasiones ni siquiera existe la seguridad de que uno vaya a permanecer en el puesto. Es un escenario en el que todo el mundo intenta siempre ofrecer lo mejor de si mismo', añade Lola Sánchez.Un afán, sin embargo, que no debe llevar a tratar de aparentar lo que uno no es, ni personal ni profesionalmente. 'Los engaños pueden mantenerse al principio, pero a la larga todo el mundo acaba conociendo a todo el mundo y ese tipo de maniobras se caen por su propio peso', apunta Sánchez.