La empresa familiar elabora un código de buen gobierno adaptado a su naturaleza
El Instituto de la Empresa Familiar y la Fundación de Estudios Financieros han elaborado una guía de buen gobierno en la empresa familiar con la colaboración del IESE.
El objetivo del trabajo es ofrecer una serie de criterios de utilización voluntaria para mejorar la gestión de las empresas familiares, ya que en opinión del instituto que las agrupa, la legislación sobre esta materia ha puesto especial énfasis en mejorar la seguridad y la información de los inversores, 'dejando en un segundo plano su papel en la eficiencia interna de las organizaciones, en la definición de sus estrategias y en las relaciones entre accionistas familiares y de estos con la empresa'.
El presidente del Instituto de la Empresa Familiar, Fernando Casado, aseguró durante la presentación de la guía que se trata de un instrumento para que las empresas familiares puedan fortalecer los mecanismos en la toma de decisiones. Los principios propuestos contienen la filosofía de los aplicables a las empresas cotizadas, pero adaptados a la realidad de las familiares.
Entre otros aspectos, contiene propuestas que indican cómo tienen que funcionar los órganos de gobierno de la familia (por ejemplo, el consejo de familia), los órganos de gobierno (consejo de administración) y las comisiones propuestas en la Ley de Transparencia (comisión de auditoría, nombramientos, riesgos, etcétera) que las empresas decidan crear.
Otro de los puntos en los que la guía pone un énfasis especial es en la necesidad de aplicar las prácticas de buen gobierno en algunos de los retos de las empresas más importantes, como los procesos de sucesión, la elección de consejeros independientes, la remuneración de los directivos, el acceso de familiares a la empresa o las relaciones entre consejo de administración y consejo de familia.
Por su parte, el presidente de la Fundación de Estudios Financieros, Aldo Olcese, señaló que esta guía supone un hito importante, ya que en el buen gobierno se ha partido de un proceso pensado para las empresas cotizadas y se está extendiendo al resto de las empresas, las familiares, que conforman, en buena parte, 'la columna vertebral' de la economía española.