'El Estado ya no es la solución'
Los retos que plantea la globalización no se pueden afrontar sólo con respuestas individuales. El Estado ya no es la solución. El papel de los organismos internacionales en estos desafíos es muy importante, pero es necesario reformar sus estructuras'. Esta es una de las ideas básicas que David Held, profesor de Ciencias Políticas en la London School of Economics (LSE), plasma en su libro Un pacto global (Taurus).
La lucha contra el terrorismo internacional es uno de los retos de un mundo global, pero no el único. Held destaca además la necesidad de redefinir las relaciones comerciales, la reducción de la pobreza o la degradación del medio ambiente.
'Estos problemas no se pueden tratar con la mentalidad del Estado-nación, que tiene 300 años. Tampoco sirven en su versión actual los organismos internacionales, que desde su creación tras la Segunda Guerra Mundial no han evolucionado', explica Held. 'Existen diferentes instituciones como la OMC, el Banco Mundial o el FMI cuyas funciones se solapan y, lo que es peor, existe un vacío de poder en cuanto a la asunción de responsabilidades', añade este politólogo.
Entre las soluciones que propone se encuentran la reforma del consejo de seguridad de la ONU, 'para dar entrada a las nuevas potencias como China y Brasil', así como la creación de un Consejo Económico y Social, 'ya que el terrorismo internacional no es el único problema. La mitad de la población mundial sufre otra clase de terrorismo como es el hambre o la falta de sanidad'.
Held se muestra bastante crítico con el unilateralismo de EE UU en la esfera de las relaciones institucionales: 'No se puede crear ni legitimar un nuevo orden mundial a través de un único poder, que sea a la vez juez y ejecutor. Si aceptamos eso estaríamos aceptado una especie de dictadura'.
En su opinión, esta hegemonía unilateral está condenada al fracaso. 'EE UU no puede imponer su forma de pensar porque no es un imperio. Además el mundo es sólo unipolar en el ámbito militar, no en el económico, cultural o medioambiental'.
Held propone asimismo alternativas a la denominada agenda de Washington (la liberalización de la economía mundial). 'La globalización económica debe hacerse de forma secuencial. Primero hay que permitir que los países más atrasados se desarrollen, facilitar su acceso a los órganos de poder internacionales o cancelar aquella deuda que no es sostenible'.
Un papa dual
La Iglesia católica debe jugar un importante papel para que la globalización genere justicia social y no más desigualdades, según David Held. En su opinión, el pontificado de Juan Pablo II deja un legado mixto. 'Por un lado, se opuso a la violencia, defendió la paz y la erradicación de la pobreza', sostiene.'Sin embargo, también tiene puntos negros, debido a su fuerte conservadurismo moral'. Durante el mandato del Papa polaco la Iglesia no ha sabido tratar el escándalo de los abusos sexuales a menores, según Held. 'Además trabajó poco para el diálogo entre las confesiones cristianas, estuvo en contra de la emancipación de la mujer y contribuyó a la pandemia del sida con su postura sobre el preservativo. Todo ello se ha traducido en una menor influencia de la Iglesia en los países católicos'.