Más ligero, más efectivo
El nuevo TT Quattro Sport de Audi se caracteriza por un aluvión de novedades que lo distancian, y mucho, del resto de la familia TT. Por lo pronto, disfruta de una estética ciertamente personalizada, con carrocería bicolor; el techo es negro Phantom, quedando el resto del casco a elegir entre Plata Avus, Rojo Misano, perla, negro Phantom o azul Mauritius. Monta llantas de aleación S-Line de 18 pulgadas y 15 radios combinadas con cubiertas de medida 235/40, y una suspensión rebajada y endurecida.
Sobre el habitáculo, los asientos delanteros son de tipo báquet, similares a los de competición, y los traseros han sido suprimidos para ahorrar peso. En su lugar figura un hueco portamaletas, con una red de sujeción y una barra transversal para sostener la carga. Igualmente se ha suprimido el aire acondicionado automático que, con todo, se puede solicitar sin sobreprecio; así como otros elementos, dentro de la filosofía de adelgazamiento a la que ha sido sometido el pequeño cupé de los cuatro aros. Al final se ha logrado un ahorro cifrado en 75 kilos. Por cierto, la batería ha sido reposicionada en la zona trasera, en el maletero, para centrar masas suspendidas, lo que redunda en una mejora del comportamiento, de por sí muy efectivo.
De este modo, la tara final -en vacío- queda fijada en unos ajustados 1.390 kilos, por lo que la relación entre peso y potencia queda establecida en unos 5,8 kg/CV. Aquí viene la segunda gran sorpresa del TT Quattro Sport, pues el motor 1.8 turboalimentado que lo impulsa, con cuatro cilindros y 16 válvulas, ha visto ascendido su rendimiento desde los 225 originales hasta los 240 caballos finales -320 Nm de par máximo-.
No extraña que la velocidad máxima suba a 250 km/h, o bien que obtenga, en la medición desde parado hasta 100 km/h, los 5,9 segundos. Unas llamativas pinzas de freno de color rojo, difusor trasero entre escapes de tono negro, caja de cambios manual y de seis marchas procedente de la variante 3.2, estribos laterales y otros apéndices aerodinámicos frontales y traseros completan un conjunto que parece exclusivamente ideado para circular -y a fondo- en circuito.