Diferencias entre los socios de Ono frenan la oferta por el cable de Auna
Malas noticias para Eugenio Galdón. Los accionistas de Ono se han dividido en el último minuto ante la oferta por el cable de Auna. El gran proyecto del presidente de Ono queda, por el momento, en suspenso y da pie a un contraataque de Auna.
En situaciones excepcionales se consulta a los accionistas de una compañía antes de la reunión del consejo de administración para sondear opiniones. Ono ha pasado por una situación extraordinaria en las últimas horas y su presidente, Eugenio Galdón, llamó a todos los propietarios de la operadora de cable.
Era jueves por la tarde cuando el ejecutivo tenía un precio para comprar Auna Telecomunicaciones (filial de cable del Grupo Auna).
Galdón demostró prudencia al pulsar intenciones pues de haber llevado la opción de compra al consejo, que nunca llegó a celebrarse, hubiera perdido la votación.
La mayoría del consejo se niega a pagar unos 2.700 millones al grupo Auna
El proyecto de Galdón de comprar el cable de Auna queda, por tanto, en punto muerto aunque fuentes de Ono aseguran que se sigue trabajando en ese sentido.
El socio mayoritario de Ono, Spaincom -con el 40,4% del capital y en la que participan General Electric, Bank of America y Caisse de Dépôt et Placement du Québec (CDPQ)- había habilitado fechas atrás a Galdón a negociar y, posteriormente, a informar al órgano ejecutivo. Los contactos entre el presidente y los propietarios de Auna -SCH, Endesa y Unión Fenosa- han sido fluidos e incluso llegó a cerrarse el citado precio.
La cantidad que convencería a los accionistas de Auna estaba entre los 2.400 y los 2.700 millones de euros, pero parte del accionariado de Ono ha valorado como desproporcionada la oferta.
Para la adquisición resultaba neutral la opinión del SCH, con capital en ambas compañías y valedor de una concentración del cable en cualquiera de las dos direcciones. Pero Ferrovial, al igual que el bloque de Spaincom y distintos miembros de Sodinteleco, presentaron dudas, según información a la que ha accedido este periódico.
'Una negativa por respuesta en el seno del consejo habría debilitado futuras actuaciones de la cúpula de Ono', citan personas muy cercanas a uno de los sillones del consejo de administración. Ante la certidumbre de contar con una mayoría en contra, Galdón optó por desconvocar la reunión prevista para la mañana del viernes. El resultado es que no hay oferta encima de la mesa, lo que deja los avances de los últimos días hacia una consolidación entre Ono y Auna casi en el punto de partida.
Ahora, Eugenio Galdón tendrá que volver a negociar con sus propios accionistas, porque en ningún momento ha desistido del convencimiento de que la mejor opción es que sea Ono la que se haga con la filial de Auna y no al revés. Y todo se produce tras serios esfuerzos por su parte para lograr la financiación necesaria para presentar una oferta.
La primera opción contemplada era absorber Auna Telecomunicaciones utilizando la intermediación de sociedades de capital riesgo. Estas compañías serían las compradoras y posteriormente fusionarían Auna Telecomunicaciones con Ono mediante el intercambio de acciones.
Tras este movimiento, se habrían sumado las fuerzas en el despliegue y comercialización de las mayores cableras de España, pero Ono tendría que abrir su accionariado, en el que figuran empresas como General Electric, Bank of America, SCH o Ferrovial, a nuevas incorporaciones.
De no salir la opción del capital riesgo se iba a activar un plan B que pasaba por adoptar deuda. Los créditos de Ono se sumarían a los 1.250 millones de pasivo con los que el operador cerró el ejercicio de 2004.
Portavoces de la empresa eludieron hacer comentarios respecto a las negociaciones aunque hacen hincapié en que el interés del operador por su gran competidor sigue vivo. Sin embargo, representantes de las cajas integradas en otro de los accionistas, Sodinteleco, avalan que sí han existido contactos e incluso se llegó a cerrar un precio.
Un pulso entre accionistas y gestores
En el acercamiento a Auna tienen mucho que decir los accionistas americanos -General Electric, Bank of América y CDPQ-, representados en la cúpula de Ono por el consejero delegado, Richard Alden. Y en sentido contrario, también los socios de Auna tienen gran parte de la responsabilidad en el fuerte interés de una y otra operadora por la consolidación en el sector del cable para competir con Telefónica en el acceso a internet, la televisión y la telefonía fija.Y es que han sido muchos años de inversiones, que no se han traducido en rentabilidad para los socios. El despliegue de cable es intensivo en capital y los resultados tardan en hacerse patentes. Ahora se ha llegado al momento en que los rendimientos pueden notarse. El negocio del cable está más cerca de la rentabilidad, la cartera de clientes es importante y la valoración de las empresas que lo operan está ya ajustada con las expectativas de los accionistas.Los socios de ambas empresas han comenzado a ver al alcance de su mano la consecución de beneficios y plusvalías, y no tienen preferencia por ser comprados o vendidos siempre que puedan hacer caja.El problema es que esta postura se enfrenta a la de los gestores. Tanto Eugenio Galdón, del lado de Ono, como Joan-David Grimá, desde Auna, han emprendido una carrera por ver quién se hace con quién, y los dos quieren ser compradores. En Ono la situación se hace más difícil por el nítido reparto de posiciones que hay entre accionistas nacionales y extranjeros. Si además Ferrovial se une a estos últimos, la victoria está cantada, porque suman el 55% del capital. El enfrentamiento entre el capital y la presidencia acaba de detonarse.