Mejores profesionales gracias a la realidad virtual
Existen simuladores aéreos de tal realismo que permiten a los pilotos tripular aviones con pasajeros sin necesidad de recibir instrucción previa en vuelos reales. Son los llamados Zero Flight Time (cero horas de vuelo). Su uso está limitado, eso sí, a los pilotos experimentados que van a utilizar por primera vez un avión distinto al que suelen manejar.
La aviación es uno de los sectores pioneros, pero la formación virtual se aplica ya en multitud de profesiones. 'Hay simuladores de todo tipo: para locomotoras de Renfe, de metro, para grúas portuarias, maquinarias de movimientos de tierra, motoniveladoras, coches de autoescuela, tanques ', explica el gerente de simulación de Indra, Juan Carlos Arenal. Metro de Madrid los utiliza en cinco de sus 12 líneas, y este año estrenará dos modelos nuevos, para los tipos de trenes 2.000 y 3.000. Indra desarrolla simuladores desde 1980, pero el negocio está creciendo notablemente 'desde 1998 o 1999'. En la actualidad, 'la fidelidad de estos sistemas es muy grande'.
Comparten esta opinión el coordinador de la gerencia de la gestión de formación de Metro de Madrid, José Luis Gómez, y el director de operaciones de la escuela de aviación Panamedia, José Parejo. 'Los simuladores llevan el realismo muy lejos', asegura éste. Y ofrecen grandes ventajas a los instructores: mejoran la calidad de la enseñanza, proporcionan más seguridad y, a pesar de su elevado precio, a la postre son menos costosos que la formación tradicional. 'Con un simulador no ocurre nada si te equivocas. Un conductor de autobús puede llevarse un semáforo por delante sin perjudicar a nadie', analiza Juan Carlos Arenal.
Las ventajas de la simulación son la seguridad, la posibilidad de entrenar mejor las situaciones de emergencia y, a la larga, el ahorro de costes a la empresa
Estos equipos, normalmente, se componen de cuatro elementos: la cabina de entrenamiento (cuyos elementos, en muchos casos, son réplicas exactas de los lugares de trabajo), el puesto del profesor, el sistema visual (que representa con imágenes el mundo exterior) y un sistema de movimiento y de sonido (los simuladores de aviones se elevan hasta siete metros del suelto).
Ahorro en combustible
La realidad virtual permite aprender a reaccionar ante las situaciones de emergencia, uno de los aspectos que más se trabaja. 'Es posible simular con fidelidad la presencia de una bomba, un incendio, un fallo en el motor o un problema en el sistema electrónico, algo que en un avión real es imposible', comenta el director de operaciones de Panamedia. Y los chóferes de autobús pueden entrenarse sin necesidad de que la Empresa Municipal de Transportes de Madrid, que utiliza la tecnología de Indra, tenga que retirar coches de línea, gastar combustible ni instruir a los conductores a las dos de la mañana. Así, se puede practicar con pasajeros virtuales dentro, que se caen si se produce un frenazo brusco, con lluvia o sol, con poco tráfico o con atascos, por grandes avenidas o por calles estrechas... Y todo a un bajo coste y en poco tiempo. 'En una semana de simulación 37 horas y media, una persona sabe manejar un tren', dice José Luis Gómez, aunque los conductores del metro madrileño 'no pasan directamente a conducir solos en la red viaria cuando dejan el simulador. Al principio van acompañados por su instructor'.
El éxito de este tipo de formación se debe, principalmente, al realismo: los aspirantes a pilotos o conductores actúan como si de verdad estuvieran en la calle. 'Cuando a un chófer se le cruza un peatón en el simulador, pisa el freno, se agarra al volante y se levanta del asiento como si lo fuera a arrollar en realidad', cuenta el responsable de Indra.
Más de 15 millones por una réplica del Airbus
La calidad de las máquinas de simulación es tan impresionante como sus precios: por cuatro equipos de realidad virtual, la Empresa Municipal de Transportes de Madrid pagó a Indra el año pasado algo más de tres millones de euros.Pero ese dinero no es nada comparado con lo que cuestan otras máquinas. Iberia, por ejemplo, posee un simulador Zero Flight Time de Nivel D (el más alto) de un Airbus 320: su coste es de algo más de 15 millones de euros.Poco a poco, la tecnología pisa otros terrenos, como la medicina. 'Hay simuladores en 3D para aprender a operar', cuenta Arenal. Y también los usan quienes quieren mejorar sus habilidades directivas. Se trata de simuladores (similares a los Sim) que permiten tomar decisiones de empresa y poner a prueba ideas sin exponerse a riesgos económicos. En España los fabrica, por ejemplo, Overlap Consultores. Las compañías los utilizan para formar a sus directivos, que se entrenan en los aspectos económicos y también en los humanos. Por medio de la realidad virtual se puede mejorar el trato con los empleados, aunque, en este terreno, la eficacia es menor. Su precio ronda los 100.000 euros.