El Banco Mundial aprueba el nombramiento de Paul Wolfowitz como presidente
El consejo del Banco Mundial ha aprobado hoy por unanimidad el nombramiento del ex subsecretario de Defensa estadounidense, Paul Wolfowitz, como próximo presidente de la organización por un período de cinco años.
A pesar de las reticencias iniciales de algunos países europeos hacia el que se ha destacado como uno de los más relevantes halcones de la administración estadounidense, el tono moderado que mostró el candidato en las reuniones que mantuvo ayer en Bruselas han despejado la posibilidad de un rechazo. Así, los 24 integrantes del Consejo Ejecutivo, que representan a los 184 países miembros del Banco, han aprobado la candidatura efectuada por el presidente George W. Bush para el puesto el pasado 16 de marzo.
En respuesta a la elección, Wolfowitz, de 61 años, ha agradecido el "voto de confianza" recibido y ha destacado que la misión del Banco de ayudar a los más pobres del mundo a salir de la pobreza, es "una noble misión".
La presidencia del Banco Mundial, desde la creación de esta entidad financiera hermana del Fondo Monetario Internacional, la ocupa un estadounidense, mientras que el director gerente del FMI es tradicionalmente un europeo.
Sorpresa y recelo
La candidatura de Wolfowitz fue recibida con sorpresa y recelo por la comunidad internacional, pero en contra de lo previsto consiguió rápidamente el consenso en torno a su persona. Wolfowitz sustituirá en el cargo al también estadounidense James Wolfensohn, quien ha permanecido al frente de la institución durante los pasados diez años y dejará el cargo el próximo 31 de mayo.
En un férreo discurso que repitió en las reuniones que ha mantenido con miembros del Consejo, representantes de países en desarrollo y políticos europeos, Wolfowitz ha insistido en que hará de la lucha contra la pobreza su principal objetivo al frente del Banco. Su tono conciliador y sus promesas de que no utilizará la institución financiera para impulsar objetivos políticos consiguieron limar las asperezas existentes, aunque el entusiasmo con el que se le recibe no es precisamente desbordante.
Críticas y advertencias
La falta de críticas desde las altas esferas del poder global no ha sido, ni mucho menos, la tónica dominante en el mundo académico, medios de comunicación y organizaciones sin ánimos de lucro, que recibieron horrorizados la candidatura de Wolfowitz.
En Europa, la revista The Economist ha señalado en un artículo reciente que "si Wolfowitz quiere ser un líder creíble y eficaz (...), su primer cometido será disipar las sospechas de que es un lacayo de Bush". En Pakistán, el periódico Dawn ha apuntado que "su arrogancia y orgullo" convierten su nominación en una "medida desacertada".
En Estados Unidos, los expertos en desarrollo también criticaron la elección del hasta ahora "número dos" del Pentágono, al considerar que el principal artífice de la guerra en Irak no es el mejor embajador de la paz y el desarrollo.
Wolfowitz, dicen sus defensores, como el profesor de la Universidad Johns Hopkins, Roger S. Leeds, sorprenderá favorablemente durante su mandato.