La energía y los alimentos reaniman la inflación en febrero
El IPC aumentó tres décimas en febrero, cuando nosotros esperábamos que no aumentaría. Con este dato la tasa de inflación se ha situado en el 3,3%. La inflación subyacente también ha aumentado dos décimas, una más de lo que esperábamos, y se ha mantenido en el 2,8%.
Los dos componentes del IPC que no entran en la definición de inflación subyacente, los precios energéticos y los de los alimentos no elaborados, han sido los que han tenido un comportamiento más alcista. Los primeros han roto la senda de desaceleración marcada en los últimos tres meses. Las últimas noticias en el mercado internacional del petróleo auguran nuevas subidas en los próximos meses.
Por su parte, los precios de los alimentos frescos, que se habían desacelerado sustancialmente en la segunda mitad del año pasado, han vuelto a acelerarse en enero y febrero. Todo parece indicar que las adversas condiciones atmosféricas han contribuido a este cambio de tendencia. Pero el comportamiento de este componente en los últimos años parece reflejar algunos problemas estructurales (presumiblemente en el sector de la distribución), lo que nos hace ser cautos al considerar si este rebrote es o no transitorio.
Aunque a expensas de que el mercado de petróleo pueda frustrar esta expectativa, mantenemos la idea de que durante 2005 la tasa de inflación va a tener una tendencia ligeramente decreciente. En diciembre la tasa de inflación será del 2,8% y la inflación media anual será también del 2,8%. Esta evolución de los precios es coherente con una estabilización del precio del petróleo alrededor de los 45 dólares.