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Delitos económicos

El complejo entramado del dinero negro

La operación Ballena Blanca, por la que esta semana la Unidad de Drogas y Crimen Organizado de la policía ha destapado una red de blanqueo de dinero procedente de actividades delictivas, ha puesto sobre la mesa dos realidades incontestables. Por un lado, que el dinero procedente del crimen organizado utiliza los mismos circuitos para moverse por el mundo que el dinero obtenido de actividades lícitas. Por otro lado, que esto no sería posible sin la intervención de profesionales conocedores de la ley.

El trabajo que las autoridades tienen por delante consiste en demostrar no sólo que el bufete Del Valle y Abogados de Marbella configuraba un entramado empresarial destinado a blanquear dinero, sino que esta intervención era consciente. Lo mismo ocurre con la actuación de los notarios detenidos y puestos en libertad bajo fianza. Todos intervenían, pero ¿se puede demostrar que sabían lo que hacían? Para el fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, esta operación policial es 'la punta del iceberg'. Para algunos abogados que nada tienen que ver con el caso, no es más que un eslabón de una cadena.

Para blanquear dinero o, lo que es lo mismo, para hacer que el capital generado con actividades ilegales parezca obtenido de empresas legales se sigue un esquema cuya complejidad depende del capital que se mueva. En general, la estructura que describen los expertos parte de un esquema común. En su origen el dinero negro se destina a financiar las propias actividades ilícitas y el excedente se deposita en cuentas en territorios con absoluta opacidad, como las Islas Cook. De estas cuentas se hacen traspasos a otros territorios con relajadas obligaciones financieras, pero con mejor reputación como la Isla de Mann. Al tiempo se abren cuentas en países como Luxemburgo o Suiza cuyo sistema financiero es respetado en países como España o Alemania. Con estas cuentas se hacen operaciones de autopréstamo. Así un banco español da un crédito contra una cuenta en Luxemburgo, que a su vez recibe el dinero de las Islas Cook.

Las sociedades con títulos al portador garantizan el anonimato de los socios

En paralelo, la estructura requiere la creación de sociedades con accionistas en la sombra. Por ejemplo, se constituyen sociedades en Gibraltar con acciones al portador. La sociedad la posee quien posee el título y sin esto no hay vinculación. En países como España se constituye una estructura holding, en la que una sociedad posee, a su vez, otras sociedades. Unas se dedicarán al área financiera e, incluso, darán préstamos a las otras. Otras, pueden desarrollar negocios tapadera y a las que se atribuyen ingresos que no existen sino que son inyecciones de capital negro. Por último, otras sociedades se dedican a la actividad inmobiliaria, como así parece haber ocurrido en la operación de Marbella. En este último caso, el delincuente corre el riesgo de encontrarse con más dinero negro.

En todo este proceso deben figurar administradores de esas sociedades. En el caso de la Operación Ballena Blanca, eran los propios trabajadores del bufete DVA. Para oscurecer más las operaciones se llega a usar personas fallecidas o a las que se ha robado la documentación.

En esta 'máquina de lavar' no puede faltar el llamado 'pitufeo' que consiste en hacer pequeños depósitos para eludir las obligaciones de información de bancos y otros agentes a partir de determinados importes de dinero. Ni tampoco las 'mezclas', que consisten en revolver productos lícitos con los ilícitos de forma que no se sepa de donde viene nada. Los fideicomisos o trust (inexistentes en España), las facturas falsas de importación y exportación, la compra de empresas en quiebra o el archiconocido truco de comprar billetes premiados tampoco pueden faltar.

La policía ha descubierto el eslabón de las empresas con apariencia de limpias y conectadas con sociedades y cuentas de otros países. Más allá de coger a los administradores ¿podrá descubrir quienes son los socios?

Profesionales obligados a dar el chivatazo

La normativa contra el blanqueo de capitales impone un deber de colaboración a un amplio espectro de personas que trabajan en sectores susceptibles de ser utilizados para el blanqueo de capitales.Desde entidades financieras a casinos de juego y auditores pasando por notarios, abogados y procuradores, además de quienes habitualmente cobren en metálico. En este último caso entran profesionales como los joyeros y los anticuarios.La norma también incluye a quienes se dedican a la promoción inmobiliaria o intermedien en la compraventa de inmuebles.Estos profesionales 'recabarán de sus clientes información a fin de conocer la naturaleza de su actividad profesional o empresarial', según la norma. Pero no sólo eso sino que también 'adoptarán medidas dirigidas a comprobar razonablemente la veracidad de dicha información'.Como así señaló hace unos meses el experto jurídico Fernando Yandiola en el IV Encuentro de profesionales del diamante, lo que necesitan los joyeros es 'una bola de cristal de adivino que desnude las conciencias de los clientes para poder denunciarles con el espíritu tranquilo'. Al tiempo, señaló que la norma estaba pidiendo de los joyeros, unas condiciones bastante cercanas 'a las de James Bond'.Con bastante menos ironía, los notarios han difundido una nota estos días para aclarar sus obligaciones en el ámbito del blanqueo de capitales. No en vano, en la Operación Ballena Blanca, tres notarios fueron detenidos por su presunta colaboración y posteriormente puestos en libertad bajo fianza.Según aclaran estos fedatarios 'el notario es un simple sujeto colaborador' con las autoridades. No obstante, desde abril de este año pasará a ser 'sujeto obligado'. Entre las nuevas obligaciones, se les impone examinar de modo muy cuidadoso operaciones complejas, inusuales o sin propósito económico o lícito aparente. El resultado de este examen deberán dejarlo por escrito.Esta obligación afectará a toda actividad que pueda ser constitutiva de un delito penado con más de tres años de prisión, proceda o no de actividades relacionadas con bandas armadas, tráfico de drogas o similares.

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