La telefonía móvil sufre su primera cruzada legal
Primero fue el tabaco, luego la comida basura y ahora parece que le toca a la telefonía móvil, que acaba de convertirse en el nuevo blanco de las demandas colectivas en EE UU. Un tribunal ha devuelto a la actualidad la polémica acerca de las consecuencias de la exposición continuada a las radiaciones de los celulares, al recuperar cinco demandas contra Motorola, Nokia y una docena más de compañías de telecomunicaciones.
Este sector ha negado siempre que las radiaciones causen daños a la salud, pero no ha conseguido acallar las quejas e investigaciones de quienes creen que los teléfonos móviles pueden llegar a provocar cáncer u otras enfermedades. Así, la decisión del cuarto Tribunal de Apelaciones de Richmond, Virginia, de retomar cuatro de los casos y enviarlos a los tribunales correspondientes para que sean revisados, viene a avivar estas teorías.
La sentencia de la corte de apelaciones sostiene que las compañías de telefonía móvil eran al menos culpables de no avisar del riesgo de contraer enfermedades como el cáncer por el uso de estos aparatos, según informa Bloomberg. Estas son las primeras demandas interpuestas contra el conjunto del sector de la telefonía móvil. En las denuncias se pide que las compañías provean a cada usuario de algún tipo de auricular que proteja de la exposición a las radiaciones de baja intensidad que emiten los terminales.
Operadores y fabricantes insisten en que no existe estudio científico que demuestre que el uso del móvil provoque cáncer
Pero esta sanción parece ineficiente a ojos de muchos expertos dado que no supone un gran desembolso para las empresas. 'La clave de este asunto es que la industria de la telefonía móvil no quiere que cada cáncer de cerebro que se sufra en EE UU se convierta en una demanda que reclame diez millones de dólares al sector', comenta Paul Sagawa, analista de Stanford C. Bernstein & Co.
Los casos salpican a los principales actores del sector, tanto fabricantes como operadoras. Motorola, Nokia, VoiceStream Wireless, SBC Communications, Verizon Communications, Nextel Communications, Cingular Wireless, Sprint, Samsung y Ericsson están encausados por estas denuncias.
En marzo de 2003, los cinco casos no fueron admitidos a trámite con el argumento de que las denuncias entraban en conflicto con el intento del Senado por definir unos estándares de seguridad para la telefonía móvil. Los denunciantes apelaron ante esta decisión hasta que ayer el tribunal de apelaciones decidió enviar cuatro de los casos a los tribunales donde se originaron y el quinto ha vuelto a la jueza que rechazó las denuncias en 2003.
Los defensores de las compañías denunciadas han insistido en remarcar que no existe ningún estudio científico que demuestre que el uso de teléfonos móviles provoquen cáncer. 'La industria peleará con uñas y dientes', ha asegurado uno de los abogados que cree que ninguno de los casos llegará a ser aceptado para someterse a un jurado.
La gran preocupación de las compañías afectadas es que este precedente se traduzca en un nueva ola de demandas civiles al estilo de las denuncias tan comunes en EE UU, donde alguien puede llevar a los tribunales a un compañero de oficina por haberle tirado por encima una taza de café caliente.
Los denunciantes están representados por Ken Starr, uno de los consejeros independientes que investigaron las malas acciones del ex presidente Clinton. Pero ninguno, ni denunciantes ni denunciados, han querido hacer comentarios previos a la pugna judicial.
Para quienes tienen más memoria, esta situación recuerda a los primeros enfrentamientos contra la industria del tabaco. Al principio también se cuestionaba la relación entre fumar y la aparición de distintas enfermedades, mientras que hoy las tabaqueras en EE UU están cansadas de pagar indemnizaciones millonarias. De hecho, este sector se enfrenta a la denuncia civil jamás interpuesta por el departamento de Justicia de EE UU, que pide multas por un total de 280.000 millones de dólares.
En el campo de la telefonía móvil queda mucho por descubrir. La Organización Mundial de la Salud puso en marcha un estudio en 1996 para conocer los efectos de los campos electromagnéticos. En él se dice que, con los conocimientos actuales, es 'poco probable' que la exposición a los teléfonos móviles o a estaciones base se favorezca la aparición de cánceres, aunque matiza que la situación puede variar en cuanto se eleven los niveles de la radiofrecuencia de estos aparatos.
Frentes para la polémica: Un informe para cada posturaUnidadEl móvil español suma fuerzas
La polémica por el efecto del móvil en la salud ha sido fuerte en España en los últimos tres años y medio, hasta el punto de que ha paralizado en gran medida el despliegue de antenas celulares en el país. Para paliar en lo posible las consecuencias de la alarma social, las cuatro operadoras de móvil -Telefónica Móviles, Vodafone, Amena y la no nacida Xfera- se unieron en marzo de 2002 para emprender una campaña de mediciones y divulgación de información. El resultado ha sido una suerte de ITV anuales de antenas, en las que las operadoras han medido cada una de las estaciones base del país para ver si cumplían la normativa. Los datos recabados han resultado en su mayor parte positivos y se han utilizado para intentar tranquilizar a la población.
Tranquilidad: Falta de evidencias científicas
Al igual que hay informes que previenen sobre el uso del móvil y las emisiones electromagnéticas, hay otros que lanzan mensajes tranquilizadores para la población. Así sucedió en el Seminario sobre campos electromagnéticos, telefonía móvil y salud, organizado por la Asociación Española Contra el Cáncer en abril de 2004, donde se estudiaron los informes de la Organización Mundial de la Salud y del Comité de Expertos del Ministerio de Sanidad. La conclusión a la que se llegó es que gran parte de la población asocia telefonía móvil con efectos nocivos para la salud, pero que, a pesar de ello, 'no existen evidencias científicas que demuestren la relación' entre esta tecnología 'y cáncer'. El seminario también constató que en España los niveles de emisión recomendados por Europa en 1999 y recogidos en un real decreto de 2001 'protegen adecuadamente a la población de los efectos producidos por las emisiones de la telefonía móvil'.
Precaución: Cuidados para la seguridad del niño
La telefonía móvil ha sido el sujeto de multitud de informes sobre sus efectos en la salud, tanto a favor como en contra. Uno de los más recientes ha reabierto el debate sobre la conveniencia de dejar que los niños menores de ocho años utilicen esta tecnología. El informe es de William Stewart, miembro del Consejo Nacional de Protección Radiológica del Reino Unido, y es una clara petición a los padres de que no dejen utilizar móviles en ningún caso a los menores de ocho años. El estudio insiste en que todavía no hay pruebas de que la telefonía celular sea nociva, pero Stewart ha añadido que varios informes han despertado preocupaciones serias sobre ello. Por eso, alerta sobre el mayor riesgo que corren los niños y aconseja no poner antenas cerca de colegios.
Credibilidad: A la búsqueda de un organismo estatal
Las operadoras de móvil españolas han hecho todo lo posible para convencer a la población de que las antenas y los terminales no son peligrosos. Han realizado las mediciones y difunden todos los informes sobre los efectos en la salud -los positivos- que llegan a sus manos. Sin embargo, son conscientes de que su credibilidad está comprometida porque son la parte más interesada en que baje la alarma y se permita la instalación del mayor número posible de antenas. Por ello, Telefónica Móviles, Vodafone y Amena han comenzado a reclamar la creación de una autoridad gubernamental que sea la que se pronuncie cuando haya un caso polémico y cuyo veredicto, dada su independencia y vinculación al Gobierno, no pueda ser cuestionado. Sería algo similar a la Agencia de Seguridad Alimentaria, que vela por las condiciones de los alimentos y, en caso necesario, retira los que sean nocivos. Las operadoras consideran que este nuevo organismo debería depender del Ministerio de Sanidad.