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Lealtad, 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Tres veces en la misma piedra

Cada vez que fracasa un proyecto de integración de mercados europeos los observadores vuelven la mirada hacia la fotografía que se hicieron sobre el parqué de Madrid los responsables de los ocho principales parqués europeos, en 1999. Una fotografía que la mayor parte de los medios de comunicación -españoles y extranjeros- acompañaron de titulares que daban por hecha la Bolsa paneuropea.

La famosa fotografía de Madrid se rompió en pedazos poco después. Algo que no dejaba de tener lógica, pues es difícil que varios peces gordos se pongan de acuerdo sin una amenaza común que los una. Pero cuando se anunció el proyecto iX, que incluía a Nasdaq para dar lugar a una Bolsa de 24 horas, el comentario generalizado fue en la misma línea. No era una Bolsa paneuropea, pero se acercaba bastante a la idea original.

El proyecto iX fracasó. La culpa se la echaron al grupo de capital sueco OM, que interfirió en la operación. Cuando algo se hace mal es sencillo echar la culpa a un tercero, y más aún si es extranjero. Porque el tiempo ha demostrado que las barreras son más difíciles de derribar de lo que aparentaban. Hubo una segunda aproximación de la Bolsa de Francfort, más discreta que la primera, en 2003. Pero la cuestión no parecía estar en la publicidad de la operación, porque volvió a fracasar.

Mientras tanto Euronext había construido paso a paso un mercado con más aspecto de paneuropeo. A favor de Euronext y de su presidente Jean François Théodore ha jugado siempre el hecho de que desde un principio estuviese claro quién era el pez gordo y quién el chico.

Una confusión que está detrás de contumaz fracaso de Londres y Francfort. Dos mercados que parecían, otra vez, condenados a entenderse por la debilidad del parqué londinense quien, sin posibilidades de integrarse con otro mercado de futuros, parecía necesitar un socio. Respondió a la oferta germana con un no pero sí. Unos remilgos por los que no estaban dispuestos a pasar los accionistas de la Bolsa alemana.

Esta sucesión de fracasos viene a demostrar lo acertado de aquellos que ponían el acento no en el nombre de las entidades, sino en las interconexiones y los costes de las operaciones cruzadas. Estos elementos, y no las operaciones rimbombantes, serán los artífices de la Bolsa única europea. nrodrigo@cincodias.es

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