Berlín y París exigen una reinterpretación drástica del Pacto de Estabilidad
Los ministros de Economía de la zona euro buscaban anoche un acuerdo sobre la flexibilización el Pacto de Estabilidad de la UE. Berlín, con el apoyo de París, exige una reinterpretación 'política' del pacto para eliminar el automatismo de los actuales expedientes disciplinarios.
El presidente del Eurogrupo, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, llegó a la reunión a las cinco de la tarde con 14 páginas que sintetizan las nuevas normas de aplicación del Pacto de Estabilidad. Juncker había adelantado dos horas el comienzo del encuentro en previsión de una prolongada trifulca sobre su propuesta de flexibilización de las normas fiscales de la Unión Europea. La discusión continuará hoy y no se descarta una nueva reunión extraordinaria.
El documento de Juncker introduce una larga serie de atenuantes (desde las reformas estructurales a los desastres naturales o el tipo de cambio) que justificarían 'una superación temporal' del límite del 3% de déficit público fijado por el pacto.
Ese listado podría invocarse tanto al comienzo del procedimiento disciplinario contra el país infractor como en el momento de fijarle un plazo para corregir el derrape fiscal. Incluso permitiría una repetición sine díe de los pasos previos a la imposición de sanciones.
Aun así, Alemania y Francia dejaron claro ayer que la relajación de las normas debe ir más lejos. Los dos países que incumplen el Pacto desde hace tres años cuestionan el desencadenamiento automático de un expediente disciplinario cada vez que el déficit público supera el límite del 3%. Berlín, sobre todo, desea que se tengan en cuenta sus especiales circunstancias (aportación al presupuesto comunitario, coste de la reunificación alemana) para eximirla de cualquier procedimiento disciplinario.
La propuesta de la presidencia luxemburguesa, sin embargo, señala que 'una ruptura del valor de referencia 3% entrañará siempre la preparación de un informe por parte de la Comisión', primer paso del procedimiento.
Para el equipo del comisario de Economía, Joaquín Almunia, se trata de 'aumentar el margen de maniobra para una valoración económica de la situación presupuestaria, pero manteniendo un marco disciplinario predecible'.
Las fuentes diplomáticas nacionales describen de manera mucho más cruda el previsible resultado de la negociación. 'La idea es dejar claro que la Comisión Europea no tiene el monopolio de la interpretación de los datos económicos y que la última palabra la tienen siempre los ministros de Economía de la UE'.
El BCE y el FMI han alertado sobre el riesgo que supondría una aplicación subjetiva del Pacto sometida al regateo político.