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CincoSentidos

El Prado celebra el arte de Durero

Pocas veces un museo puede reunir un conjunto tan excelente de obras de Alberto Durero (Núremberg 1471-1528) como el que mostrará a partir del próximo martes el Museo del Prado. Durero. Obras maestras de la Albertina muestra 86 dibujos, acuarelas y grabados procedentes de la colección del Museo Albertina de Viena, entre ellas la emblemática Liebre, que nunca se ha visto fuera de Austria y que incluso allí sólo ha sido expuesta siete veces en los últimos 140 años.

Un cuadro con el que Durero elevó el estudio animal a unas cotas jamás alcanzadas y que ha dado notoriedad a la exposición, aunque no sólo por motivos artísticos. Se trata de una de las cinco obras que precisan de medidas excepcionales de exhibición y que deberán regresar en cuatro semanas a casa si las autoridades austríacas no aceptan las condiciones de conservación que garantiza el Prado.

Su director, Miguel Zugaza, confía en que esas medidas sean aceptadas y el museo pueda cumplir con el calendario de la exposición. 'Esperamos celebrar el aniversario del nacimiento del artista y no el de su defunción', manifestó Zugaza en referencia a que la primera de las fechas está más próxima a la de la clausura de la muestra, el 29 de mayo, y la segunda, a la del tiempo de préstamo autorizado por las autoridades austríacas.

Durero nunca estuvo en España, pero 250 de sus pinturas pertenecieron a la colección del cardenal Granvela

Las medidas convencen al director de la Albertina, Klaus Albrecht Schröder, quien ahora trata de persuadir a las autoridades austríacas de que la iluminación del Prado es la mejor posible, aseguró el pasado viernes en la presentación de la exposición.

Durero nunca estuvo en España, aunque pensó hacerlo para solicitar a Carlos V la renovación de una pensión que le concedió su abuelo, Maximiliano I. Algunas de sus obras, sin embargo, sí estuvieron en nuestro país, concretamente las 250 pinturas o borradores que pertenecieron al cardenal Granvela, que los trajo consigo desde Roma hasta Madrid. Una parte de estos borradores pertenecen a la Albertina y forman parte de la exposición.

A ellos se suman los cuatro óleos del Museo del Prado: Autorretrato, Retrato de personaje desconocido y Adán y Eva. Los dos primeros, comprados por Felipe IV con ocasión de la almoneda de Carlos I de Inglaterra. Los otros, regalados por Cristina de Suecia al monarca español.

'La unión de la colección de la Albertina y la del Prado ofrece el retrato más convincente del artista', precisó Miguel Zugaza.

Precisamente, es el autorretrato de Durero, vestido con sus mejores galas, con las manos enguantadas, el que recibe a los visitantes de la muestra. Junto a él, obras maestras como Ala de una carraca, Melancolía, Los cuatro jinetes del Apocalipsis, los estudios para el San Jerónimo de Lisboa, El puerto de Amberes o el monumental Carro triunfal.

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