Universidades de EE UU boicotean a Coca-Cola por un caso en Colombia
El mayor fabricante de bebidas refrescantes del mundo se enfrenta a un boicot de los estudiantes universitarios estadounidenses. La razón que ha conducido a las movilizaciones es la supuesta pasividad de Coca-Cola respecto a los asesinatos de líderes sindicales en algunas plantas embotelladoras en Colombia.
Quienes apoyan el boicot, que tiene el lema de The Campaign to stop killer Coke (algo así como La campaña para detener los asesinatos en Coca-Cola), alegan que desde 1989 han sido asesinados ocho líderes sindicales en plantas embotelladoras colombianas con la pasividad de la multinacional.
En Coca-Cola se asegura que las alegaciones de los universitarios estadounidenses son falsas y que las investigaciones, incluyendo la emprendida por el fiscal general colombiano, no han encontrado ninguna evidencia de un comportamiento incorrecto por parte de Coca-Cola. 'Estamos muy disgustados con los boicots de los estudiantes, porque la campaña se basa en inexactitudes', asegura Lori Billingsley, portavoz de la empresa.
El grupo que inició las acciones contra la multinacional se creó en abril de 2003. Uno de sus miembros, un estudiante de 19 años, asegura que si se hace algo al respecto 'podremos salvar vidas'. Algunos inversores ya han alertado de que los boicots pueden dañar la imagen de la empresa entre la gente joven. Un problema nada desdeñable, ya que los jóvenes de entre 18 y 30 años consumen alrededor del 20% más de Coca-Cola que el consumidor medio estadounidense.
Incremento de seguridad
Portavoces de Coca-Cola han asegurado que la compañía 'ha condenado públicamente la violencia que se vive en Colombia en numerosas ocasiones'.
Además aseguran que en vista de los asesinatos, la multinacional ya está adoptando medidas para incrementar la seguridad en sus plantas embotelladoras. 'Colombia es un lugar peligroso debido a su conflicto interno, que afecta tanto a los líderes sindicales como a otros civil cualquiera', señalan desde Coca-Cola.
Por el momento las organizaciones no gubernamentales como Amnistía Internacional o Human Rights Watch han preferido mantenerse al margen de los boicots iniciados por los estudiantes. Los jóvenes estadounidenses son precisamente el objetivo tanto de Coca-Cola como de su rival PepsiCo, ya que las ventas han crecido menos del 1% al año en los últimos cinco ejercicios.