Arte de alquiler
Hacer de la oficina una carta de presentación de la empresa. Esa es la clave de una iniciativa de negocio que comienza a echar raíces en España, tras haber sido importada de Holanda y que pasa por ser habitual en los países anglosajones. Es el alquiler de obras de arte contemporáneo, una forma de vestir el espacio de trabajo de manera flexible y, además, con las consiguientes deducciones fiscales provenientes del alquiler. Para lucir un Miró en las paredes del despacho no hace falta ya hacer una gran inversión, al menos no de golpe y porrazo.
Hans R. Hoetink, socio fundador de Esfera del Arte, empresa pionera en traer a España en 1994 esta fórmula de negocio, lo deja claro: 'Para tener arte contemporáneo de calidad en la oficina tienes que conocer ese mundo, saber dónde comprarlo y qué es lo más indicado. El empresario normalmente no tiene tiempo para dedicarse a ello, así que nosotros le asesoramos y realizamos un proyecto completo'.
¿Por qué alquilar en vez de comprar? No existe el desembolso de una adquisición, la obra alquilada se puede cambiar cuando se desee (también cuando vienen las vacas flacas y se quiere recortar gastos), existen facilidades de compra una vez arrendada y se tramita como gastos deducibles de la actividad empresarial. Es como comprar una obra por una temporada.
La renta pagada por el alquiler es un gasto deducible de la actividad empresarial
Empresas de gran variedad de sectores ya han decidido adoptar esta fórmula, aunque son los bufetes de abogados, despachos profesionales, consultoras financieras y agencias de publicidad las que más se prodigan en el arrendamiento de arte y, entre ellos, los grandes grupos internacionales.
Richard Ellis, cliente de Art to Rent, empresa con sede en Madrid, o Deutsche Telekom, cliente de Esfera del Arte, han contratado este servicio a largo plazo en contratos que se renuevan automáticamente año a año y cuyo montante no supera el 2,5% trimestral del valor de la pieza en el mercado.
Decorar una oficina puede estar en torno a 500 euros al trimestre si el valor medio del conjunto de obras elegido es de unos 20.000 euros, todo dependiendo de la cantidad de obras y el precio de éstas. Las productoras de cine y televisión y empresas de eventos también son las que más optan por alquilar, al menos en lo que a operaciones a corto plazo se refiere ya que utilizan las obras en rodajes o presentaciones de productos.
'Los clientes se sienten más cómodos en una oficina cuidada y con el arte das una imagen de que cuidas el detalle y, de paso, nosotros tenemos un ambiente más cálido y relajado', asegura Ignacio Bao de la empresa de cazatalentos Bao & Partners. De las paredes de su compañía, cuelga la obra de Eduardo Vega de Seoane y el más joven Roberto Campos. La entrada, las salas de reuniones y los despachos de los directivos son los espacios más comunes para colocar las piezas y obras de menor presupuesto, como obra gráfica, se sitúan, en ocasiones, en zonas de trabajo.
La búsqueda del valor añadido juega así sus cartas, como también la apertura de un diálogo entre el mundo de la empresa y el arte. También sucede que el empresario arrendatario puede acabar convirtiéndose en coleccionista si resulta que le pica el gusanillo del arte. Del otro lado, se aprovecha para dar salida a la obra de artistas noveles y promocionarlos más allá de las galerías o, en el caso de coleccionistas particulares, les sirve para arrendar piezas para 'sacar rentabilidad a su colección privada', asegura Miguel Luis González desde Art to Rent.
No se trata ni de llenar una oficina, ni de colmarla de grandes nombres que disparan los precios, se asegura desde las empresas consultadas. Al igual que no es lo mismo decorar una consultora que una ingeniería, como no es idéntica su clientela.
La pintura abstracta, no figurativa, es la que cuelga de las paredes de la mayoría de despachos, independientemente del movimiento o el autor. Una elección 'poco comprometida', dicen desde Art to Rent, es mejor que un motivo que ruborice al cliente más escrupuloso. El empresario español es, en general, conservador en sus gustos por el arte, suele dejarse aconsejar, suelen ser los altos directivos los que deciden y no suele cambiar la obra una vez alquilada, apunta Hans R. Hoetink, de Esfera del arte.
Reforzar la imagen interna y externa de una empresa o dar la sensación de una empresa sofisticada pueden ser algunas de las razones para optar por adornar una oficina con un Patiño, un Tàpies o una escultura de David Lechuga, entre muchos otros. La elección suele hacerse a propósito de la mudanza de oficina o de un viraje en la imagen corporativa para hacerse tangible y que funciona por el boca a boca.
El arte contemporáneo, donde se pueden conseguir piezas más asequibles, sale así de los museos para ampliar su cartera de clientes y de paso se da un toque de aire fresco a las empresas sin que por ello haya que jugarse cantidades astronómicas y meter la pata en la elección.
Cómo llevar la cultura a la empresa
Hay que acercar las empresas al mundo del arte' afirma Hans R. Hoentink desde su oficina en Esfera del Arte en el madrileño barrio de Chueca, rodeado de obras de Antón Patiño, Jorge Varas o Roberto Campos. Para ello, organizan desde almuerzos con artistas, críticos y comisarios de exposiciones, a visitas a los talleres de los autores. El objetivo es educar el gusto y que los empresarios sean coleccionistas. Convertir las obras de arte en un regalo de empresa en Navidad es otro síntoma de la fusión entre empresa y arte. Y si del coleccionismo se quiere pasar a montar una fundación, los servicios también incluyen el asesoramiento.
el contrato Existe la opción de compra con descuento del 50%
El servicio de alquiler incluye desde la selección y búsqueda de las obras, hasta la presentación de un proyecto, pasando por el montaje y la iluminación de la obra o el enmarcado. El seguro está incluido en el precio, siempre que no se mueva la obra de donde ha sido ubicada.
Se realiza un proyecto que, en cada caso, estudia la decoración de la oficina, el tipo de empresa, los profesionales y clientes con los que cuenta, el espacio o el presupuesto.
El cliente tiene la opción de adquirir la obra alquilada mientras esté vigente el contrato de arrendamiento y contará con un descuento del 50% de la cantidad pagada hasta la fecha de la compra, sobre el valor de mercado de la pieza en la fecha del contrato.
La sustitución de obras alquiladas por otras del mismo valor se puede pedir y ello sin que se pierda el descuento acumulado.
l El catálogo de artistas varía según la empresa. No obstante, es el arte contemporáneo el objeto de negocio. En el caso de los grandes nombres como Picasso, Miró y Tàpies, los grabados y obra gráfica seriada es la opción más asequible y común. La fotografía comienza a aceptarse más, aunque es la pintura no figurativa la que abarca la mayor parte de pedidos como Guinovart y Antón Patiño o artistas internacionales como Elisabeth Aro.