Funcionalidad en Metroscopia
Transmite la misma ingenuidad que los buenos docentes de antaño. No en vano José Juan Toharia, madrileño de 62 años, además de presidente del instituto de investigación Metroscopia, es catedrático de Sociología en la Universidad Autónoma de Madrid. Es afable, cercano y didáctico, se afana en agradar y en ser un buen anfitrión. La visita a su despacho, ubicado en un elegante edificio próximo al paseo del Prado, se convierte en un ameno recorrido por todas las estancias de la oficina, en la que trabajan en la actualidad un total de 69 personas. Y es precisamente ese colectivo de profesionales, entre los que se encuentran sociólogos, economistas e informáticos, los que, en su opinión, aportan valor a la compañía creada el verano pasado por ex profesionales de la empresa Demoscopia. 'En el equipo tienes que confiar a ciegas, ha de tener capacidad para resolver los problemas que surgiendo sobre la marcha'.
En este caso, el grupo de Metroscopia destaca, según Toharia, por su capacidad para tratar con eficacia la información que maneja para sus estudios. Si de algo huye es de la imagen del clásico directivo, 'ahí soy un novato, me sabía la teoría pero no sabía la práctica'. Es doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y en Sociología por la Universidad de Yale, y en 1986 fue uno de los fundadores de Demoscopia, donde llegó a ser presidente. En mayo de 2004 dejó el cargo y la compañía. Ahora, desde su nuevo cargo y desde las nuevas instalaciones asegura que ha creado un modelo de compañía, con la dimensión y el tamaño adecuado: 'Queríamos que fuera un híbrido entre una empresa, es una exigencia del mercado, y una institución universitaria, de calidad y reposada', señala Toharia.
Pero además, el estilo de gestión es participativo. El núcleo de decisión de la empresa lo componen 14 profesionales, también accionistas. 'El capital es cien por cien español, lo que nos da independencia de todo grupo de presión. Aquí trabajamos con sosiego, calidad y en consenso. Y aspiramos a ofrecer infraestructura a los investigadores universitarios', señal Toharia, que como ejecutivo destaca su capacidad para 'ayudar al equipo a salir adelante: más que criticar lo que hay es que corregir'. Porque 'uno de los principios básicos de la compañía es no explotar nunca a nadie ni dentro ni fuera de la empresa'. La media de edad de la plantilla está por debajo de los 40 años, con una experiencia de tres lustros. 'La relación es discipular. Al equipo le pido que se divierta en el trabajo, que no lo vea como una rutina, hay que inyectar una dosis de ilusión por aprender, por estar alerta y por tener un compromiso por la calidad'.
'En el equipo hay que confiar a ciegas, ha de tener capacidad para resolver problemas sobre la marcha'
Además de un ambiente tranquilo y sosegado a Toharia le preocupaba que el espacio fuera confortable, porque 'cuando haces un trabajo repetitivo siempre es grato tener un entorno agradable'. Su despacho es, ante todo, funcional. Necesita pocas cosas para estar a gusto: luminosidad y preferentemente silencio, esto no significa que le guste trabaja solo. 'Necesito estar acompañado, pero me molestan los espacios bulliciosos', asegura este ejecutivo, que reconocer, en ciertos momentos, tener genio. En una esquina de la habitación dispone de un pequeño sillón, que utilizar para leer y para meditar. 'Es bueno pararse a pensar para no perder la perspectiva'. Trabaja unas 10 horas al día, pero no es consciente del tiempo que pasa en la oficina. 'No tengo la sensación de estar trabajando porque me divierto mucho', dice. Los fines de semana se reserva alguna hora para leer informes de trabajo. 'Y no tengo la sensación de vivir con estrés'. Todo lo contrario: dispone de tiempo para ir al cine, al teatro y a la opera, sus aficiones preferidas. Entre sus manías, confiesa que cuando escribía a mano, ahora lo hace siempre con ordenador, lo hacía en hojas de las denominadas holandesas. Pero tiene otra costumbre acentuada, la de la búsqueda del dato. 'Cuando tengo una duda no paro hasta encontrar la respuesta, es la preocupación por perseguir el detalle. Es como jugar al Trivial Pursuit, que fomenta la creatividad'.
Siempre acompañado por Woody Allen
Uno de sus ídolos es el director de cine Woody Allen, cuya imagen descansa en una de las estanterías de su despacho. 'Es un pequeño homenaje porque me encantan todas su películas', dice Toharia. De la pared cuelga una lamina de la pintora sevillana Carmen Laffon, y una litografía de Gerardo Rueda, que evoca una especie de vela desplegada hacia el futuro, 'un poco lo que queremos que sea Metroscopia, una compañía con trayectoria', señala.Siguiendo con los mensajes artísticos, otro de los cuadros refleja un cruce de caminos, 'te da la sensación de que tienes que encontrar el tuyo'. En otra de las paredes se rinde un pequeño homenaje al dibujante sueco Carl Larsson.De la lampara del techo cuelga un globo, que le mantiene con los pies en tierra porque le recuerda que 'siempre estamos en el aire'. En este sentido, explica que es importante no creerse nunca nada y estar dispuesto, como él y su equipo acaban de hacer, a empezar de cero, 'manteniendo la ilusión'.A Toharia le gusta tener plantas en el despacho, pero reconoce ser un desastre para cuidarlas. 'Afortunadamente alguien lo hace por mí'. Del resto, se preocupa él.