'Tendemos a mirarnos demasiado la mente'
Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos (Alfaguara) no es un libro médico ni de autoayuda, sino una novela en la que Rodrigo Muñoz Avia (Madrid, 1967) se dedica a sacar punta al modo de vida de la sociedad actual. Y lo hace a través de los miembros de una familia de clase media alta, a los que el lector no tarda en coger cariño.
El escritor ha dado el salto a la literatura para adultos (ha publicado las novelas juveniles Lo que no sabemos, Premio Jaén 1996 de Literatura Infantil y Juvenil, y El portero de hockey) sin condicionantes y con naturalidad. 'He pretendido escribir una historia divertida y simpática con la que el lector pudiera disfrutar'.
El resultado es una novela irónica, 'el humor me sale mucho', sobre lo que el autor denomina 'excesiva psicologización de la sociedad'. 'Tendemos a mirarnos demasiado nuestra mente, a calibrar el estado de nuestras emociones. Al final, siempre encuentras algo'.
Es lo que le ocurre al protagonista, Rodrigo Montalvo Letellier, una persona feliz hasta que decide acudir al psiquiatra. Vive en un elitista barrio madrileño, tiene mujer y dos hijos, y trabaja en la empresa de ascensores fundada por su padre. Claro que Rodrigo no es del todo convencional: le gusta orinar en un árbol de su chalé, tiene un gato que le ladra y una de sus aficiones es ver en televisión ice-packing, un deporte mezcla de petanca y bolos sobre hielo.
Todo se viene abajo cuando Rodrigo empieza a obsesionarse con los botones de la chaqueta de su cuñado y vecino, psiquiatra para más inri. A partir de aquí comenzará el peregrinaje por el mundo de la psiquiatría.
Los psiquiatras y psicólogos que retrata son estereotipados y algo extraños, aun así, Rodrigo Muñoz Avia no quiere que se interprete como una crítica a los psiquiatras. 'Más que juzgarlos, critico a la sociedad y a esa necesidad que tenemos todos de recurrir a ellos', matiza. 'No vendría mal retirar la lupa de aumento de nuestra cabeza. Si estás nervioso, ya tienes un ataque de ansiedad'.
El nombre no es lo único que el protagonista toma prestado del escritor. Ninguno de los dos se toma nada demasiado en serio y comparten ese espíritu optimista y la capacidad de hacerse preguntas impertinentes. Aquí terminan las coincidencias biográficas, porque ni la familia del personaje se parece al escritor -es hijo de los pintores Lucio Muñoz y Amalia Avia- ni éste ha acudido en su vida a la consulta de un psiquiatra.
Rodrigo Muñoz Avia no ha escrito para demostrar nada, pero la novela esconde una denuncia de esa sociedad que teniéndolo todo no está contenta con nada. La literatura ha funcionado como terapia. 'Me ha servido para sacar miedos y ansiedades potenciales'. Como la psiquiatría, reconoce. 'El gran invento de la psiquiatría es que nos permite hablar de nosotros y que te escuchen, cosa que no es fácil hoy en día'.
Un relato deudor del cine
Rodrigo Muñoz Avia admite que Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos es deudora de la escritura cinematográfica, un campo que conoce -es responsable del guión de Rewind y tiene en fase de producción Operación salida-. Además, es autor de publicaciones sobre arte contemporáneo.Reconoce que le gustaría ver la novela convertida en película, aunque necesitaría mucho trabajo de adaptación.En cualquier caso, lo que le apetece ahora es escribir novela y, de hecho, está metido en una más extensa, menos cómica. 'No quiero que el tono me condicione. Voy a escribir sobre lo que me apetece, sobre el entorno social que conozco, tratando siempre de aprender algo nuevo'.