Supervivientes de los desastres de la historia
Cuando el mundo se hunde a causa de una guerra, de un desastre, hay personas que son capaces de sobreponerse, de buscar cierto orden en el caos de estructuras y valores. Esta es la idea básica de Un encargo difícil (Destino), la novela con la que Pedro Zarraluki (Barcelona, 1954) obtuvo el Premio Nadal 2005 y que esta semana llegó a las librerías. Es una historia 'de vidas erráticas y amplios horizontes', para la que el autor ha trabajado tres años en su redacción más otro en su corrección.
La acción transcurre en el verano de 1940, en la isla de Cabrera, donde represaliados, pescadores y militares comparten encierro en un tiempo oscuro y de desesperanza. 'La guerra civil y la posguerra aparecen como trasfondo histórico. Cuando hablamos de posguerra siempre pensamos en los años 60, pero los 40 son más oscuros, es la época de la dura represión, la pobreza, el exilio brutal'.
En este mundo sobreviven Benito Buroy, un antiguo anarquista que realiza trabajos clandestinos de matón para las fuerzas del orden público; Felisa García, una cantinera analfabeta y luchadora; Leonor Dot, viuda de un alto de cargo de la República fusilado, y su hija adolescente Camila y Markus Vogel, un agente alemán.
'Son personas que se sobreponen a los desastres de la historia'. Felisa es una de esas mujeres capaces de sostener ellas solas el mundo. El autor se apoya en este personaje para las reflexiones filosóficas domésticas. 'La vida es lo mismo que tener un vertedero de basura delante de las narices y por detrás un valle cubierto de amapolas. Hay que saber mirar las cosas bonitas', dice en un momento determinado el personaje. 'Felisa es la retaguardia. Todos los personajes están intentando recuperarse y la que lo consigue es ella'.
Las dos mujeres
El contrapunto a esta mujer ignorante, que no tonta, es Leonor Dot. No tienen nada en común. Han estado en distintos bandos; una es sencilla, la otra cultivada, pero entre ambas se establece una sincera relación de amistad. 'Me ha gustado trabajar esa amistad entre dos mujeres tan distintas'. Alguien le ha acusado de maniqueísmo, reproche que el autor rechaza. 'Tan sólo he querido contar una historia con gente normal, los que pierden siempre con una guerra'. Pedro Zarraluki ha puesto los cimientos para que sean las dos mujeres las que se impongan al mundo sórdido que están viviendo.
Y Benito Buroy, un personaje sin moral, capaz de venderse -'le cuesta pero está dispuesto a hacerlo'- llega a admirar a Felisa, a pesar de su miseria. 'Benito es la atmósfera de supervivencia a cualquier precio', matiza el autor. Ha llegado a la isla con la misión de eliminar al agente alemán, sin embargo, cuando se encuentra con él cara a cara es incapaz de disparar. Para su sorpresa tendrá la impresión de que él y Vogel se hunden juntos en el mismo pozo sin fondo.
El agente alemán, es, por su parte, la intriga. Un encargo difícil es una novela que contiene intriga, según la definición de su autor. 'Es lo maravilloso de escribir novelas, puedes sembrar en la página 20 y recoger en la 50. Eso hace que el lector siga adelante, porque tiene asuntos que resolver'.
Frente a ellos, Camila Dot simboliza el futuro, castigada por el presente, porque la intención de Pedro Zarraluki ha sido llevar a todos estos perdedores a situaciones extremas de miseria moral. Un homenaje a aquellas personas que en las peores condiciones son capaces de empezar la vida de nuevo.
Una manera de relacionarse con el mundo
Pedro Zarraluki lleva dos meses celebrando el Premio Nadal. 'Lo curioso del premio es que todo el mundo te felicita y el libro todavía no existe'. Hasta la noche del último día de Reyes, Pedro Zarraluki disfrutaba de cierto prestigio como escritor y poca difusión. El autor reconoce que el Premio Nadal, el más antiguo de los galardones literarios en España, dotado con 18.000 euros, le vendrá muy bien para ampliar el número de lectores.Aunque la gran recompensa del premio es estar en la misma lista que escritores como el último Premio Cervantes, Rafael Sánchez-Ferlosio. 'Es un orgullo', añade Zarraluki, que con anterioridad ha obtenido el premio Ciudad de Barcelona y El Ojo Crítico por su novela El responsable de las ranas, y el Herralde por La historia del silencio.Un encargo difícil, su sexta novela, se aparta de sus obras anteriores en el tema, 'es más compleja'. De momento, no tiene claro su próximo libro. 'Después de escribir una novela, me doy un tiempo. Soy muy lento arrancando libros', confiesa.Para él la literatura es más que una afición, es una forma de opinar sobre lo que le rodea. 'Me horroriza entender la literatura como una terapia'. Por eso prefiere ver la literatura como una manera de relacionarse con el mundo y dialogar con personas que no conoce, los lectores.