Dificultades para colocar el dinero

Las personas dedicadas a mover y asignar el ahorro de otros lo tienen claro. El mercado actual es notablemente más complicado del de hace más o menos un año. Las diferencias fundamentales son la evolución de la liquidez y la valoración relativa de los activos. Hoy por hoy la tendencia es a la restricción monetaria, por las subidas de tipos en Estados Unidos, y las valoraciones son más ajustadas. También las comparaciones son más exigentes, pues el inversor ya no compara las cifras que llegan con datos de estancamiento (2002), sino con ejercicios de recuperación como 2004.

Las salidas habituales por las que opta el dinero en este tipo de situaciones están o bien clausuradas o en proceso de estarlo. Empezando por la renta fija. Contra viento y marea, los tipos de interés de la deuda de Estados Unidos siguen bajos. A pesar del alto déficit presupuestario, de la caída del dólar y de la subida de los tipos de referencia en la parte más corta de la curva. Un aparente contrasentido que los expertos sólo aceptan a regañadientes, pero que, advierten, convierte la renta fija pública en un activo poco recomendable.

La renta fija privada es otra opción, pero -sobre todo en los bonos de más riesgo y más rendimiento- la afluencia de capital en busca de retornos altos ha inflado los precios hasta el punto de que, en un contexto aún incierto, algunos diferenciales están en mínimo histórico.

Además del sector inmobiliario, que en numerosos mercados -el español sólo es un ejemplo- da muestras de sobrevaloración, queda la alternativa de los hedge funds. Una opción de inversión que se puso de moda el año pasado pero que, posiblemente por la propia superpoblación de productos, no ha resultado tan rentable como se había publicitado.

Con este panorama se encuentran los inversores que no se dejan seducir por los productos financieros de venta masiva. Un panorama complejo en el que la selección y la cautela no son opciones, sino mandatos de obligado cumplimiento.