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Jean - Philippe Cotis

'Adelantar la jubilación es igual que subvencionar el ocio'

Especialista en economía del trabajo y finanzas públicas, carga contra las jubilaciones anticipadas y la escasa inversión en I+D+i, dos de los factores que, a su juicio, marcan el retraso de Europa frente a Estados Unidos

Desde hace dos años y medio, es el responsable económico de la OCDE, una organización que agrupa a 30 países 'comprometidos con el gobierno democrático y la economía de mercado'. Jean-Philippe Cotis participó la semana pasada en la conferencia de riesgo-país organizada en la capital de Francia por Coface. Después charló con Cinco Días sobre la distancia que separa a la economía de la zona euro de la de Estados Unidos.

Pregunta ¿En qué punto nos encontramos?

Respuesta Europa recuperó mucho terreno hasta la década de los ochenta, pero ahora vuelve a perder posiciones. Es cierto que Estados Unidos ha disfrutado de una demografía favorable, apoyada por la inmigración. Pero no es el único factor relevante.

P ¿Significa eso que Europa ha tocado techo?

R No lo creo. Más bien diría que no se está aprovechando todo su potencial de crecimiento, a mi juicio porque no se han practicado las políticas económicas adecuadas. Un claro ejemplo es la diferencia de productividad respecto a Estados Unidos, incluso superior a lo que indican las estadísticas. En este punto, los datos son engañosos.

P ¿En qué sentido?

R En que el nivel de desempleo duplica al estadounidense. Aquí los trabajadores menos cualificados ni siquiera acceden al mercado laboral. Por eso, la estadística cuenta a los más productivos. En EE UU trabaja casi todo el mundo, incluso los menos capacitados, lo que reduce la media de la productividad.

P ¿Cómo se explican estas diferencias en el empleo?

R En Europa hay un problema de sobrerregulación evidente, que lleva a las empresas a pensárselo mucho a la hora de contratar. Pero creo que un punto que no se suele considerar es el de la edad: la tasa de paro entre 25 y 55 años es muy similar a ambos lados del Atlántico. La diferencia está en el colectivo de mayor edad.

P ¿A qué se debe?

R A mi juicio, Europa se equivocó hace años con el fomento de las jubilaciones anticipadas. El plan era sencillo: convencer a la gente de que podía retirarse sin apenas perder dinero, para que las empresas tuviesen que contratar más. Así se reduciría de forma automática la tasa de paro.

P Pero esa reducción no se ha producido...

R No, desde luego. Por una razón: el Estado tiene que pagar las pensiones a todos esos jubilados antes de tiempo. Obviamente, los recursos para financiar ese gasto provienen de los impuestos. Así, las empresas ven aumentada su carga fiscal, lo que las retrae a la hora de contratar nuevos empleados.

P ¿Hacia qué modelo de jubilación se debería tender?

R Hay un hecho indiscutible: una persona de sesenta años está hoy mucho más sana y tiene mucha más vida por delante que con la misma edad hace cuarenta años. Las pensiones se concibieron para ayudar a los necesitados, cuando ya no pueden valerse por sí mismos. Con el modelo europeo actual, de jubilaciones tempranas, lo que hace el Estado es subvencionar el ocio de personas perfectamente capaces de trabajar. Y a costa de los impuestos, claro está.

P ¿Cuál sería, entonces, la edad adecuada?

R Entiendo las jubilaciones tempranas en colectivos donde la vida laboral comienza muy joven y las condiciones de trabajo son duras. Es el caso, por ejemplo, de los mineros. Pero no tiene sentido que un trabajador de oficina, que empezó a trabajar con 25 años, se jubile a los 55. Se produce una transferencia de renta ineficaz y, sobre todo, injusta.

P Pero, a medida que las sociedades se desarrollan, debería haber más tiempo de ocio...

R Hay menos trabajo mecánico, pero surgen nuevas necesidades. En todo caso, no tiene sentido que el Estado intervenga. Es lo que ha pasado en Francia con la jornada de 35 horas: al imponerla por ley, el Estado ha tenido que abonar la diferencia salarial. De nuevo, una subvención al ocio y una transferencia de renta injustificada.

P ¿Qué le parece el plan de privatización parcial de las pensiones propuesto por George Bush?

R Todavía no está suficientemente perfilado como para que pueda formarme una opinión. A mi juicio, el modelo sensato es el sueco: el trabajador elige la edad de su jubilación, pero sabiendo que anticiparla tiene un coste económico. Cuanto más tarde se jubila, más ingresos percibe en su pensión Es el modelo español, aunque a menudo las empresas llegan a acuerdos con el trabajador para complementar parte de esa pérdida de ingresos.

P ¿Qué factores explican el déficit de productividad europeo?

R Uno fundamental es la inversión en educación superior. En la zona euro representa aproximadamente el 1% del PIB, frente al 2% en los países anglosajones y escandinavos. La formación al máximo nivel ya refleja una distancia inasumible. También es muy limitada la formación dentro de la empresa, que permite al trabajador adaptarse a los tiempos y mejorar su rendimiento.

P ¿Cree que se fomenta lo suficiente el I+D?

R La distancia respecto a EE UU sigue siendo importante en términos de inversión. Pero no es sólo una cuestión cuantitativa: la asignación de los recursos es mucho menos eficiente en Europa, sobre todo en lo que afecta al sector privado. La concesión de subvenciones adolece de excesivas trabas administrativas, de modo que, al no haber suficiente competencia, los fondos no van a los destinos más eficientes. Ya no vale con copiar, porque los países del sureste asiático lo hacen igual de bien y más barato. Es el momento de inventar, y eso supone jugar en primera. Paradójicamente, en estos tiempos de integración, siguen primando los intereses nacionales.

P ¿Existen otro tipo de trabas?

R Problemas burocráticos y regulatorios. Por ejemplo, el tamaño medio de las empresas de nueva creación es mucho menor en EE UU, lo que fomenta la experimentación. Los requisitos para crear una empresa en países como España limitan esa posibilidad de pruebas reales. También hay un serio problema de apertura de mercados: se ha avanzado mucho en la industria, pero casi nada en los servicios.

La depreciación del dólar, 'pagada por el más débil'

Una de las mayores amenazas para el crecimiento de la economía mundial reside en los desequilibrios provocados por la caída del dólar. Europa está pagándola cara a través de sus exportaciones, reducidas por al apreciación inducida del euro. Jean-Philippe Cotis cree que Europa está asumiendo demasiada responsabilidad: 'No se puede pedir a la parte más débil crece por debajo de EE UU y el sureste asiático que sufra toda la apreciación de la moneda. En realidad, el problema es entre Estados Unidos y el sureste asiático: los primeros cubren su falta de ahorro interno con fondos asiáticos. La zona euro, que no está directamente implicada, ha quedado atrapada entre las otras dos grandes zonas'. Para Cotis, los países del sureste asiático deberían intervenir: 'Sus monedas están claramente infravaloradas.El problema es que China no entrará en una apreciación si no es respaldada por el resto de los países de la zona, y éstos no pueden hacerlo salvo secundando a China. Es necesario un acuerdo formal entre todos ellos'. En cualquier caso, Cotis no cree que el papel de Europa deba limitarse a la contemplación: 'La zona euro tiene un problema grave de carencia de demanda doméstica. Depende en exceso de las exportaciones, por lo que una apreciación como la actual trastoca sus planes de crecimiento.Necesita más equilibrio. Estados Unidos, a su vez, debe fomentar el ahorro interno para no depender del capital asiático. Así podrá reducir su déficit público'. El nuevo Gobierno Bush promete mejoras en este campo, pero Cotis no tiene claro que suceda: 'Reducir el déficit mientras aumenta el gasto militar y se consolidan las rebajas fiscales es harto complicado'.

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