Mencía, la cara del Bierzo
Hasta hace unos años los vinos del Bierzo eran poco conocidos, a pesar de que la denominación de origen -la única existente en la provincia de León- data de 1989. Históricamente en la zona se han producido vinos desde la época romana, pero la plaga de la filoxera acabó con casi todas las viñas en un momento en que los tintos bercianos gozaban de cierta fama.
La lenta recuperación pasó por el movimiento cooperativista, pero no ha sido hasta los recientes años 90 cuando verdaderamente se ha empezado a hablar de El Bierzo como sinónimo de calidad, una vez superado el lastre de la producción de unos vinos ácidos y poco estructurados.
A este despegue ha contribuido una nueva hornada de enólogos y bodegueros (desde Mariano García a Álvaro Palacios, pasando por Adegas Galegas o Terras Gaudas) que con sus métodos de elaboración y dando prioridad a la calidad de la uva autóctona de la zona, la tinta mencía, han logrado extraer toda su personalidad y potencial.
El Bierzo limita con Galicia y Asturias, pero curiosamente goza de un clima más suave y soleado, con menos lluvias, que favorece el cultivo de la mencía, tanto en las zonas bajas como en las laderas de las montañas (donde hoy en día se dan las mejores uvas).
Los cultivos van de los 400 a los 1.000 metros, en terrenos arcillosos en los valles y pizarrosos en las montañas, y esa diversidad influye en cómo serán los vinos, máxime cuando hay una tendencia a recuperar viejos viñedos, de poca producción pero de calidad extraordinaria.
Aplicando modernos métodos enológicos, mimando la viña y con el aporte de buenas maderas para la crianza, la mencía se ha revelado como una variedad muy capaz para lograr vinos oscuros, estructurados y elegantes, que mantienen todo el vigor de la fruta y un carácter mineral.
De aromas intensos y complejos, aterciopelados en la boca, son sabrosos, potentes, con mucho temperamento.
Y a pesar de que la denominación de origen autoriza otras variedades tintas (como la garnacha tintorera) no deja de ser un complemento a la uva reina berciana. Gracias a ella El Bierzo se está convirtiendo en una de las zonas vinícolas emergentes del país.
Pétalos del bierzo 2003
Atractiva nariz, llena de matices frutales, florales, tostados y un fondo mineral. En boca fresco y sabroso. Amable y fácil de beber. Final intenso.bodega: Descendientes de J. Palacios.crianza: 4 meses en barrica. variedades: 100% mencía. cosecha: 2003.precio: 12 euros.
Valtuille 2001
Aromas frutales en nariz, con tostados y especiados propios de la crianza. Glicérico, con buena estructura y marcada tanicidad, tiene fuerza y amplitud. Posgusto largo y frutal.bodega: Castro Ventosa. crianza: 16 meses en roble francés.variedades: 100% mencía. cosecha: 2001.precio: 25 euros.
Peique 2001 Selección familiar
Intenso en nariz, destaca la fruta y la madera, con tonos minerales y de tabaco. En boca es fresco y potente, tánico. Marcado final.Bodega: Peique.crianza: 24 meses en roble (francés, americano y ruso). variedades: 100% mencía. cosecha: 2001.precio: 28 euros.
Paixar Mencia 2002
Elegante nariz, con frutos rojos y buena madera, con recuerdos minerales. Potente, carnoso y amplio en la boca, sin perder frescor. En el posgusto sobresale la fruta y la madera.bodega: Paixar.crianza: 16 meses en roble nuevo francés.variedades: 100% mencía. cosecha: 2002.precio: 42 euros.
Tilenus Pagos de Posada 2000
Intenso en nariz, fruta madura, balsámicos, flores, tostados y especias. Potente en boca, ligeramente cálido, con marcada tanicidad y un final aromático.bodega: Estefanía.crianza: 15 meses en barricas nuevas de roble francés.variedades: 100% mencía. cosecha: 2000.precio: 20 euros.
Bembibre 2002
Aroma de fruta madura, tonos lácteos, tostados, chocolate y café. De cuerpo medio en la boca, equilibrado, sabroso y con estructura. Final amplio en el que destaca la fruta.bodega: Dominio de Tares.crianza: 15 meses en barricas de roble francés.variedades: 100% mencía.cosecha: 2002.precio: 20 euros.