Urbas y el juego de la ruleta
Un empresario estadounidense que se hizo rico en la burbuja tecnológica de los años 90 planea montar un fondo de inversión que destine su dinero a juegos de azar. Ruleta, máquinas tragaperras o blackjack son algunas de las alternativas de inversión. El razonamiento que sostiene esta aparente aberración financiera es que en los casinos de Las Vegas el jugador sabe qué posibilidades tiene de ganar -el porcentaje de premio-, mientras que en los mercados financieros los rendimientos dependen de variables más caprichosas.
Probablemente este tipo de producto no termine saliendo al mercado y se trate más bien de una estratagema de cara a la galería. Pero los chicharros del mercado español presentan comportamientos que hacen que la ruleta parezca una inversión segura. Urbas registró una subida en Bolsa el pasado jueves que superó el 30%. En un caso con fundadas sospechas de información privilegiada, la compañía anunció nada más cerrar el mercado una operación mediante la que se creaba una sociedad a la que se asignaban terrenos en el municipio almeriense de Níjar y, también, las deudas con Hacienda. Algo que, en el hecho relevante publicado en la CNMV llamaba 'relanzamiento del negocio'.
Sólo tras dos sesiones de espectaculares revalorizaciones en Bolsa la sociedad ha aclarado su situación patrimonial. Y resulta que está al borde de la causa de disolución por dicha deuda con Hacienda. La acción, que fue suspendida de negociación por la CNMV, registró una caída de casi el 30% después de conocerse la noticia. Pero sigue notablemente por encima del nivel marcado hace una semana.
Los datos del tercer trimestre indican que Urbas no ha registrado ingreso alguno en el año, y que sus 248.000 euros de pérdidas corresponden a gastos de mantenimiento y financieros. Tiene dos personas empleadas. Pero ello no impide que de forma periódica se dispare en Bolsa, puesto que no es la primera vez que lo hace. El fundador del fondo de la ruleta, al fin ya al cabo, puede tener razón.