Alimentos de diseño para el consumidor del futuro
El trabajo seguirá sin hacernos felices (por lo menos de forma mayoritaria), pero haremos menos horas, estaremos más especializados, residiremos más lejos de la oficina y se empezará a normalizar el teletrabajo. Todo ello irá acompañado de un incremento del ocio virtual, una mayor dedicación a la familia y los viajes y un cambio en los hábitos alimenticios. Así será el consumidor español del futuro, según refleja un estudio elaborado por el Banco Cetelem, perteneciente al grupo BNP Paribas y líder del mercado de crédito al consumo.
A partir de 1.100 encuestas realizadas en España a consumidores, y entrevistas a líderes de opinión y directivos de empresas de distribución, el estudio pone de manifiesto un importante cambio en los conceptos básicos de nutrición. Los españoles reducirán el porcentaje de la partida presupuestaria de la cesta de la compra, pero exigirán una alimentación óptima aumentando el peso de los alimentos de diseño (también llamados funcionales o de valor añadido). Los líderes de opinión, directivos y académicos estarán a la cabeza de esa tendencia, así como los homosexuales por delante de los heterosexuales. La pastilla como sustitutivo de la comida, en cambio, se rechaza de plano.
El desarrollo de la identificación por radiofrecuencia revolucionará los comercios, así como la forma de pago, acelerando los procesos y manteniendo el auge de la compra a crédito. El dinero físico está de capa caída.
El comercio rey será el supermercado de proximidad de entre 1.000 y 2.500 metros cuadrados, aunque los centros comerciales y las grandes superficies, sobre todo las especializadas, podrán estar tranquilos, ya que cuentan con un elevado número de adeptos. En cuanto al comercio tradicional, tenderá a adaptarse e incluso adelantarse a los gustos de los consumidores. De todos modos, la tónica general será de un equilibrio de formatos y una puesta en escena más cuidada, es decir, mejor presentación de los productos, ambiente agradable y libertad de movimientos en el local.
También aumentará el sentimiento ecológico y la solidaridad, que se tendrán muy en cuenta al consumir. La encuesta refleja que el 54,2% de los españoles concibe Europa como un país, aunque el 57,7% no cree que los gustos y las preferencias lleguen a unificarse.
En todo caso, lo que sí parece claro es que el consumidor español está dispuesto a gastar dinero, por lo menos en 2005, según indica un estudio paralelo de Cetelem a partir de 7.800 encuestas anónimas y 60 entrevistas en la UE. La intención de compra en España aumenta en todos los sectores salvo en vivienda, que desciende un punto (el 9% de los encuestados) respecto al año pasado. El Observador Cetelem 2005 refleja que las expectativas de compra crecen en ocio, viajes, muebles, electrodomésticos, bricolaje, reformas de hogar, equipos electrónicos, deporte y ordenadores.
En el contexto europeo, España sigue en la liga de los países con más dinamismo, junto a Italia, Hungría, Reino Unido y Rusia, y los españoles son, tras los belgas, los más optimistas sobre la situación económica y sociopolítica. Tal vez ayude a ello que cuentan con una cesta de la compra un 19% más barata que la media europea.