El crecimiento anima la venta de camiones en EE UU
Nada es más irritante para los conductores de automóviles que las autopistas colmadas de grandes y ruidosos camiones que expelen gases de diésel y parecen a punto de aplastar a cualquiera que se cruce en su camino. Pero para los analistas que ansían la expansión -y para los inversores en acciones de los fabricantes de camiones- son un placer.
Las empresas de camiones de Estados Unidos, alentadas por la mayor demanda de bienes de consumo e industriales, están gastando a manos llenas, comprando grandes vehículos de transporte para renovar sus flotas obsoletas, y en algunos casos para agrandarlas. Las ventas de camiones Clase 8, los más grandes, que son los que pesan 15.000 kilos o más (carga incluida), aumentaron un 36,8% en noviembre en tasa anual, según Ward's Automotive Reports. En los primeros 11 meses de 2004 las ventas totalizaron 386.136 unidades, un 31,4% más que en 2003.
'Muchas de esas ventas son reemplazos', dijo Mike Brown, analista de CreditSights. 'Este es un negocio muy cíclico y el tonelaje de la industria está volviendo'. La previsión es que seguirán las fuertes ventas de grandes camiones durante 2005.
Paccar, de Washington, fabricante de camiones de marcas reconocidas, como Kenworth o Peterbilt, tuvo ingresos netos un 86% más altos en el tercer trimestre.
Las semillas del actual auge de la compra de camiones se plantaron en 1999 y 2000, durante el crecimiento del ciclo de ventas. Según un informe de John Larkin, Freightliner, filial de DaimlerChrysler, bajó sus precios cinco años atrás para ganar cuota de mercado, lo que redundó en una 'superpoblación' de camiones Clase 8. Después llegó la recesión, desencadenada en parte por el colapso de las inversiones en internet, lo que hundió las ventas de camiones.
Para 2002 las ventas deberían haberse recuperado. Las nuevas normas federales referidas al diésel entraron en vigencia el mismo año, lo que hizo que algunos camioneros postergaran sus compras hasta que se comprobara la eficacia de la nueva tecnología de los motores diésel.
'Como tales, las flotas existentes son ahora, por algunos parámetros, las más viejas que hubo en 15 años', asegura Larkin. Ahora los transportistas 'están modernizando sus envejecidas flotas muy rápidamente'', de manera que no tendrán que reemplazarlas de nuevo hasta que los nuevos motores demuestren que se ajustan a las normas federales aún más estrictas que regirán desde 2007.
Freightliner, el mayor fabricante de camiones pesados de EE UU, dijo en septiembre que sus ingresos aumentaron un 25% en los primeros ocho meses del año y que 2004 podría ser el año más rentable de su historia.
Las empresas de transporte adquirirían camiones de manera más activa si pudieran resolver un importante problema del sector: la escasez de nuevos conductores. Larkin afirma que los potenciales candidatos a los empleos están eligiendo trabajos en la construcción y en la industria, que pagan más o menos lo mismo, pero no requieren largos periodos alejados del hogar.
Como el gasto del consumidor aumenta a su mayor ritmo en casi tres años, según un informe del Departamento de Comercio de EE UU, las señales apuntan a una buena temporada para los minoristas y una buena terminación del año para la economía del país. De manera que el panorama se presenta muy prometedor para las grandes empresas de camiones, para los miles de dueños de transportes familiares de todo EE UU y para la industria que fabrica esos enormes caballos de metal.