La camisa de hombre se vuelve más ajustada
Las primeras camisas que Juan García, único dueño y fundador de Q-Ellos, empezó a confeccionar y vender en su tienda de la madrileña calle Lagasca costaban unos 18 euros. En realidad, su precio era de 2.975 pesetas porque corría el año 1985 y la moneda europea estaba aún lejana. Ahora, a punto de cumplir 20 años de vida, una camisa a medida de Q-Ellos cuesta unos 45 euros. Este cambio no deja de ser una simple anécdota porque en estas dos décadas, mucho ha cambiado en la empresa y en los gustos de los clientes. Eso sí, lo que siempre permanece son camisas y trajes personalizados al máximo para que sienten como un guante.
En este tiempo, los clientes han empezado a diseñar y a encargar las camisas por internet (q-ellos.com), la variedad de tejidos entre los que elegir ha crecido hasta ser casi 1.000 y, en estas fechas en las que los regalos se hacen protagonistas, Q-Ellos ofrece tarjetas de diferentes importes para que quien las reciba las canjee por lo que quiera. El tiempo de espera para una camisa a medida es de unas dos semanas, pero con el tiempo se ha podido ofrecer un servicio exprés y en tres días está la prenda.
Pese a los cambios, el 80% de los clientes de Q-Ellos es hombre. Aunque, como así señala Juan García, 'ya no es tan clásico como hace 20 años, ahora se hace más ropa que antes, es más coqueto, le gusta presumir y la ropa más estrecha'.
En cuanto a la moda, 'las camisas se llevan cada vez más entalladas. Se ve y seguirá viendo más camisa blanca que hace unos años y los cuellos son más grandes y abiertos', puntualiza García.
En materia de acabados, el doble puño de gemelo sigue siendo una excepción y sólo cerca del 15% de las camisas se confeccionan así. No obstante, García apunta una tendencia para los que quieren estar a la última 'está de moda el puño sencillo con ojales en los dos lados'. Los referentes de la empresa a la hora del diseño son claros: diseño de Italia, 'porque la moda allí va dos años por delante', y calidad inglesa.
Al tiempo, los deseos de originalidad también invaden a los hombres y las clásicas iniciales bordadas empiezan a ubicarse en lugares diferentes a la tradicional pechera. El objetivo es marcar la diferencia y que se note que se lleva una prenda hecha a medida.
Como no sólo de camisas vive el hombre, Q-Ellos también se dedica a los trajes a medida en su fábrica propia de Navarra. 'El 60% del traje va hecho a mano y todo está cosido y nunca termosellado' explica García. Esta ventaja, que se traduce en una prenda que puede durar hasta seis años, tiene como contrapartida unos 15 días de espera desde que se visita la tienda para tomar medidas. Aunque los precios varían en función de los tejidos, un traje puede costar unos 400 euros, una cifra inferior a un traje de una firma de prestigio y con el atractivo de que está cortada al milímetro de las necesidades de cada cuerpo.
¿Por qué seguir acudiendo a la confección en masa? La respuesta no es fácil ni para el creador y dueño de Q-Ellos, pero tiene claro que cuando un cliente entra en una de sus tiendas y se hace una prenda a medida se hace fiel y ya tienen 110.000 clientes fijos. La oferta de artículos se completa con corbatas, gemelos, tirantes y pijamas.