La práctica del ahorro llega a las escuelas
La tentación planea de manera insistente sobre los bolsillos de los más jóvenes. Cómo aprender a sortearla y a hacer caso omiso de los reclamos de la sociedad de consumo es el objetivo que La Fundación Caixa de Sabadell se ha propuesto divulgar entre estudiantes de 12 a 18 años. Administra tu bolsillo, el programa con el que instruirán a los adolescentes en la buena costumbre del ahorro, llegará a 11.000 alumnos de 101 centros de estudios catalanes. 'Para la mayoría de jóvenes el consumo es un hecho natural y no se lo cuestionan', apunta Rosa María Pujol, Catedrática de Consumo de la Universidad Autónoma de Barcelona y una de las ideólogas del proyecto. El curso les permite aprender a distribuir su propia economía y a reflexionar sobre los bienes que adquieren. 'Los adolescentes están desorientados. Son conscientes de que todo lo que tienen se lo gastan e intentamos darles herramientas para que aprendan a administrarse', apunta.
El curso también les enseña que las necesidades del individuo no son exclusivamente materiales. 'Comprar y comprar sólo conduce a la frustración, pues siempre se quiere más', apunta.
Administra tu bolsillo se puso en marcha a finales de noviembre y visitará las escuelas catalanas hasta marzo. El programa, que se prolongará durante cinco años, tiene un presupuesto de 250.000 euros y estará presente en 296 clases de ESO, FP y bachillerato. A través de diversas sesiones con monitores licenciados en Ciencias Económicas, los jóvenes recapacitan sobre sus necesidades, las de su familia, cuál es el riesgo de endeudarse y sobre el papel que juega la publicidad en sus decisiones. Los responsables del programa explican que la clave está en reflexionar sobre si las compras están realmente pensadas o si sólo persiguen obtener un beneficio inmediato. Los gastos de los adolescentes están dibujados por los objetivos de la sociedad de consumo, que según Pujol, otorgan 'valor a la novedad y tienen en la posesión de ropa y material ocio su ideal máximo'.
El programa enseña a reflexionar sobre la necesidad de los bienes que adquieren
Especifica, no obstante, que el objetivo último no es ahorrar para tener más en el futuro, sino aprender a racionalizar gastos. El móvil es actualmente, el elemento que más quebraderos de cabeza da a los adolescentes en su propósito de mantener su economía sana. Otro peligro es que consumiendo se sienten más independientes. La eterna incógnita de si la paga ayuda o no a los niños a aprender a administrarse tampoco se atreve Pujol a desvelarla. Eso sí, la asignación, que debe tener una contrapartida, es un arma de doble filo. 'Tener responsabilidades puede ser positivo, pero otro lado, pueden creer que todo puede comprarse y todo se obtiene ayudando'.
Economizar Tácticas para evitar romper el cerdito
Analizar la necesidad real de cada compra. La catedrática de Consumo recomienda que antes de adquirir un producto se reflexione sobre si aporta una mejora sobre lo que ya se tiene o si es una adquisición redundante.Desligar la decisión de la opinión de los amigos. Una de las influencias principales para los jóvenes es su grupo, con los que comparten símbolos que les ayuda a distinguirse del resto de grupos.Medir el riesgo del endeudamiento e incluso el sobreendeudamiento. A través del curso, los adolescentes aprenden cómo elaborar un presupuesto enumerando sus prioridades.Búsqueda de alternativas a las actividades que requieren mayor inversión. Rosa María Pujol pone el ejemplo de la salida de unos jóvenes a una discoteca. 'Gastará mucho en la entrada al recinto, la copa y en el transporte de vuelta a casa. ¿Porqué no reunirse en un lugar público todos los amigos?', se pregunta.Intentar retrasar la compra al máximo. Una buena táctica para conocer realmente si es necesario lo que se planea adquirir es intentar postergarlo para otro momento. 'Se da poco valor a lo que se compra una vez se tiene y las ganas de sustituirlo vuelven a surgir rápidamente', apunta Pujol.Tomar conciencia del poder de la publicidad y la moda que generan constantemente nuevas necesidades accesorias.