'Un directivo tiene que ser ante todo coherente'
Su vida laboral se reduce a esta compañía, donde entró hace 15 años. Hoy, con 40, esta barcelonesa no se plantea cambios. Le satisface distribuir los 500.000 euros de que dispone al año en obras sociales.
Habla con entusiasmo del colegio que acaban de arreglar en una de las zonas más desfavorecidas de Barcelona; de la colaboración con la Fundación Nuevo Amanecer, cuyo objetivo es ayudar a mujeres maltratadas, o de los microcréditos que desarrollan con la Fundación Codespa en Marruecos. Esther Giménez, licenciada en Derecho, es una de las encargadas de que el espíritu solidario no decaiga ni en Renta Corporación ni en la fundación adscrita a la compañía.
Pregunta ¿Una fundación se gestiona como una empresa?
Respuesta En este caso, el funcionamiento de la fundación no está desligado de la cultura de la empresa, forma parte de ella. Yo cumplo una doble misión, soy bicéfala. Por un lado, soy la cabeza visible que está al frente del departamento legal y también formo parte del patronato. La fundación fue creada al mismo tiempo que la empresa, con el fin de involucrar a todos los componentes de la empresa en la labor social. Mi labor es hacer de nexo y que todas las personas estén implicadas en todas las actividades que organiza la fundación.
'Creo que las mujeres somos un poco más sensibles que los hombres a los temas sociales'
P ¿Su labor consiste en impregnar a toda la compañía de sentimiento solidario?
R Pero todo obedece a que hay sensibilidad por los temas de responsabilidad corporativa. Es muy estimulante para todos los que trabajan en el proyecto y constantemente estamos recordando a través del correo electrónico si hay algún colectivo u organización con el que alguien tenga un especial interés en colaborar. Es una manera de implicar a todos. La empresa y la fundación no han de seguir vidas paralelas porque al final es una forma de orgullo de pertenencia. Eso se traduce en trabajar a gusto.
P Muchas veces los temas de responsabilidad corporativa se quedan en el papel.
R En nuestro caso no es así. Lo intentamos con una doble vertiente. Por un lado, a través de temas de carácter social y, por otro, intentando que tengamos calidad de vida en el trabajo. Intentamos crear un clima de confianza para que cuando alguien tenga una necesidad nos lo pueda plantear y darle una solución. Dentro de la compañía se trabaja a un ritmo importante y procuramos que todos se sientan a gusto para crear un clima de confianza, ya que al final esto es lo que se valora. Es vital que haya ese clima porque el presidente de la empresa se encarga de que le llegue cualquier conato de disgusto. En la empresa no hay conflictos porque todo el que trabaja aquí sabe que tiene un proyecto de carrera. La media de edad en la empresa es de 35 años y el 79% son mujeres.
P Su perfil contrasta con el de muchas fundaciones, que suelen ser el destino final de muchos altos ejecutivos cuando se jubilan de la empresa.
R No es nuestro caso porque la fundación es un proyecto en paralelo, coherente con la forma de hacer del resto de la empresa. Estamos en la misma línea y con el mismo equipo gestor joven y dinámico. Y gestionamos de la misma manera que en la empresa, tratando de optimizar al máximo el presupuesto con actuaciones puntuales.
P ¿Con este tipo de actuaciones se mejora la imagen de una compañía?
R Nosotros tenemos un debate en la empresa sobre este tema, ¿hasta dónde queremos obtener rendimiento de la fundación? Es bueno que si hacemos una labor en el ámbito social lo demos a conocer. Puede parecer que queramos buscar un rendimiento de las acciones que se puedan canalizar a través de la fundación. Pero estamos por la labor de que queremos explicarlo.
P ¿Qué cualidades debe reunir el directivo de una fundación?
R Ha de tener una sensibilidad especial hacia los temas de carácter social y hacia el colectivo de desfavorecidos. No podemos perder de vista tampoco que están de moda estos temas, pero hay que tener sensibilidad tanto hacia dentro como hacia fuera. También hay que ser habilidoso a la hora de gestionar el presupuesto. Tienes que decir que no a proyectos interesantes y eso resulta complicado. Un directivo que dirige una fundación o una empresa tiene que ser ante todo coherente. Creo que las mujeres somos un poco más sensibles que los hombres a los temas sociales. No sé si es cuestión de educación o de género. El hombre ha tenido otros intereses, ha estado más atento a otras sensibilidades. Aunque tengo que decir que el presidente de Renta Corporación se refiere a Luis Hernández de Cabanyes es de las personas más sensibles que conozco.
'La sociedad nos sigue pidiendo a las mujeres que seamos casi heroínas'
Trabaja desde hace tres lustros en Renta Corporación, cuando la empresa se fundó. Desde entonces, Esther Giménez no ha sentido la necesidad de cambiar de compañía. 'Jamás. Siempre me he sentido muy involucrada en esta compañía, desde el inicio, cuando tan sólo éramos tres personas'.Confiesa que la rotación de la empresa no es muy elevada. La edad media de la plantilla es de 35 años y el 79% son mujeres. 'Si miras hacia dentro, creo que el secreto está en que intentamos cuidar a la gente. Buscamos la calidad de las relaciones humanas, más allá de la responsabilidad de cada uno'. Sabe que lo más importante es huir de la burocracia que acarrea el mundo empresarial, sobre todo dado el negocio de la compañía, que no es otro que la compraventa de fincas, y 'valorar el trabajo y la autonomía de cada persona y confiar en ella'.Otro de los objetivos de esta institución es aumentar la autoestima y cuidar la retribución de los profesionales. 'El tema de las aspiraciones económicas lo escuchamos al máximo porque intentamos ser sensibles a las necesidades de la gente. Es algo que no se puede desligar de las aspiraciones y de la carrera profesional de cada uno'.Si algo tiene su trabajo al frente de la Fundación Privada Renta Corporación es que se trata de una actividad agradecida, porque 'te compensa saber que tu trabajo y tu esfuerzo sirven para ayudar a otros'. Le gratifica ver la sonrisa de alguien. 'Y si tengo que elegir un retiro dorado me pido continuar aquí'. Para lo que sí ha tenido dificultades ha sido para conciliar la vida laboral y personal. 'Cuando se está tan implicado en un proyecto como este, con tantas satisfacciones pero con tanta dedicación, es difícil conciliar ambas facetas. Desgraciadamente, la sociedad, en general, nos sigue pidiendo a las mujeres que seamos casi heroínas', explica Giménez.