Las dificultades merman la entrega de ayuda al sureste asiático
La ayuda humanitaria en Asia, vital para que no siga aumentando, aún más, el número de víctimas del 'tsunami', se está retrasando por la falta de coordinación entre gobiernos, ejércitos y voluntarios internacionales, según denuncian distintas ONG. Mientras los supervivientes de esta tragedia, que se ha cobrado cerca de 120.000 vidas, luchan por conseguir agua potable y alimentos, deben enfrentarse a la amenaza de nuevos maremotos y epidemias.
'Estamos haciendo muy poco de momento'. Así lo ha reconocido el coordinador de ayuda de emergencia de Naciones Unidas, Jan Egeland, una de las voces que desde ayer está alertando a la comunidad internacional de la necesidad de acelerar la entrega de medicamentos, alimentos y agua potable en las zonas más afectadas por el 'tsunami' para evitar que la cifra de muertos siga creciendo y comiencen a propagarse las epidemias.
Las organizaciones humanitarias empiezan a llegar a las localidades más afectadas después de sortear carreteras anegadas y vías cortadas. Sus primeras impresiones señalan que las necesidades son mayores de lo que en un primer momento se pudo pensar, todos coinciden, además, en esta desorganización.
En algunos aeropuertos locales, por ejemplo, las cajas de material llegadas en avión desde todo el mundo siguen apiladas en los hangares a la espera de encontrar un medio de transporte para su reparto. De hecho, la ONU reconoce que sólo una fracción de las toneladas de material donado por 60 países diferentes ha llegado ya a su destino.
En su opinión, la comunidad internacional debe ser consciente de la importancia que tiene una respuesta a corto plazo, 'el peligro es que los donantes se demoren dos semanas como han hecho en otros desastres'. El jueves los ministros europeos de Cooperación y Desarrollo han acordado reunirse el próximo 7 de enero en Bruselas para coordinar las ayudas.
Primeros Brotes
En Sri Lanka se habla, aunque no oficialmente, de la aparición de los primeros casos de sarampión y cólera, pero el peligro sigue estando en la propagación de epidemias a gran escala, debido al hacinamiento de los cadáveres y el consumo de agua contaminada.