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CincoSentidos

Itinerarios a medida para clientes de lujo

Prohibido seguir a pies juntillas las rutas que marcan las guías de viaje. En la era de los servicios personalizados, la última prestación son los asistentes personales en un desplazamiento, una especie de cicerone que no sólo descubre los secretos de la ciudad ante el visitante en función de sus intereses, sino que también satisface todos sus caprichos durante su estancia. El hotel Arts de Barcelona ha sido uno de los primeros en poner al alcance de sus huéspedes el servicio, que ya funciona en establecimientos de Nueva York o París.

No existe un programa predeterminado. El recorrido o las actividades se van encadenando a lo largo de la jornada en función de los intereses del cliente, ya tenga predilección por la moda, la gastronomía o la arquitectura. Por el momento, el servicio depende de un equipo de tres personas liderado por Esther Levy, quien trabajó como asistente personal en Nueva York para grandes anunciantes de la revista Marie Claire. 'Me convierto en una persona de confianza que le abre las puertas de la ciudad, comparto mi agenda de contactos y le ayudo a adentrarse en circuitos privilegiados', detalla.

Confiesa que cada cliente la inspira. 'Veo a alguien en el lobby del hotel y soy capaz de imaginarme una ruta específica desde el primer contacto', explica Levy. La relaciones públicas del Arts, Rose Mary Trigg, explica que concibieron el servicio como una extensión de las ofertas del hotel.

Por el momento, no existe un perfil claro de quién demanda el servicio. En líneas generales, 'son clientes que disponen de poco tiempo en la ciudad, independientemente de si se han desplazado por ocio o trabajo', indica Trigg. Lo solicitan clientes de manera individual, parejas y grupos reducidos. El coste del servicio durante cuatro horas es de 280 euros, mientras que ocho horas cuestan 525 euros.

caprichos Demandas insólitas satisfechas

l La más extravagante de las peticiones que la guía de lujo del Arts ha tenido que satisfacer ha sido lograr que un local repleto de público se desalojara para que su cliente paseara a su gusto. La ocurrencia supuso pagar lo que estaban dispuestos a comprar quienes estaban en el establecimiento.l Una huésped del Arts exigió su desmaquillante de ojos predilecto a primera hora de la mañana. La petición era difícil de satisfacer porque la marca sólo se vendía en unos grandes almacenes de Barcelona que abrían sus puertas dos horas más tarde. La clienta tuvo que esperar.l Conocer los entresijos de un taller de espardenyes, las tradicionales zapatillas catalanas para bailar sardanas, fue una de las solicitudes de un cliente del Arts, que quiso conocer su proceso de fabricación.l Los talleres de las grandes firmas de moda de Barcelona ya no tienen secretos, ya que algunos han logrado introducirse mediante el servicio de asistente personal del Arts.

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