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Secretos de despacho

Un pequeño bazar para Gramunt

No se conforma con cualquier cosa. Santiago Gramunt, consejero delegado de CP Comunicación Proximity, necesita, por encima de todo, un equipo de gente 'buena, profesionalmente y buenísima, personalmente'. Con un objetivo: 'para conseguir el éxito de una agencia de marketing directo hay que rodearse de los mejores profesionales, que sepan trabajar en equipo, ya que no se trata de un trabajo individual, sino que exige un alto nivel de compañerismo y de generosidad para cubrir las faltas que otros podamos tener'.

Madrileño de 43 años, asegura que una de sus misiones dentro de la empresa es, además de ser creativo y establecer una estrategia clara de la compañía, crear un buen ambiente de trabajo. En CP Comunicación Proximity, asegura, no se trabaja de forma jerárquica. La media de edad de las 80 personas que componen la plantilla es de 27 años, requisito indispensable para el funcionamiento de la compañía. 'Unos aportamos la experiencia y otros la frescura'.

Santiago Gramunt trabaja en un despacho, situado en una zona de oficinas al norte de Madrid, con amplios ventanales. Confiesa que es despistado y que, por tanto, está permanentemente ordenando. Le gusta delegar porque siempre ha pensado que aquellos que tienen una responsabilidad tienen que hacerlo. 'Tengo que cuidar los resultados financieros y los objetivos de la compañía y eso me exige ser riguroso con todo', explica Gramunt, que define su forma de dirigir, al igual que siempre está la puerta de su despacho, de 'muy abierta'. Premia la sinceridad y asegura ser comprensivo con las situaciones personales del equipo. No reconoce manías porque procede de una familia, según él, de maniáticos. Y cree que su gran aportación a la empresa es haber 'intentado ser un gran ayudador en todos los sentidos'.

Para Santiago Gramunt el verdadero liderazgo es el que se ejerce sin que se note, esto es, 'induciendo más que ordenando, aunque a veces hay que imponerse'. Define al directivo como aquel que, por encima de resultados financieros y de estrategias, imprime y fomenta en una empresa una cierta dosis de humanidad.

No es exigente con el espacio. 'Hay ejecutivos obsesionados con el tamaño, pero no es mi caso. Lo que si necesito muchas veces es tener cierta privacidad porque así lo requiere la otra parte con la que tengo la reunión'. En el momento en el que se estaba desarrollando la entrevista, en el despacho de Gramunt se estaban haciendo algunas mejoras para insonorizarlo. Lo único que necesita para trabajar es un ordenador, una mesa y música, de todo tipo, ya que depende de su estado de ánimo.

La luz natural entra a raudales en la habitación, 'que siempre tiene que estar llena de cosas'. Los libros se mezclan con botellas de vino, con una colección de coches, con cuadros, papeles y con dibujos de sus hijos. Le gusta que haya vida. Una prueba de ello puede ser su papelera repleta de papeles.

Santiago Gramunt comenzó su carrera en la agencia Mercadotécnia MET, en 1985 desempeñó el cargo de director de publicidad de Walt Disney y tres años más tarde se incorporó a Contrapunto en dónde permaneció hasta 1996. En ese año se trasladó como socio fundador y director general a la agencia Made in Spain. En 1998 se incorporó a CP Comunicación (BBDO España).

'El directivo, por encima de resultados financieros y de estrategias, debe imprimir y fomentar cierta dosis de humanidad'

El muñeco de su padre

En una silla y vestido con una chaqueta y una gorra hay un muñeco que Santiago Gramunt rescató del trastero familiar. Le llama el consultor y asegura que le 'ayuda' cuando tiene problemas. æpermil;l mismo cuenta la historia: 'Hace un año murió mi padre, que era coleccionista de uniformes militares, y lo encontré entre sus cosas. Mi madre me dijo que me lo llevara porque le daba miedo. Lo guardé en el maletero del coche hasta que un día me paró en un control rutinario la Guardia Civil y lo descubrió en el coche. Decidí subírmelo al despacho y desde entonces me acompaña'. Sobre el anaquel de una estantería reposa un casco de color amarillo, que representaba el espíritu de la compañía hace una década: 'Mucho trabajo, pero no gris'. Hoy está orgulloso del esfuerzo porque ha conseguido que en 2003 fuera la agencia de marketing directo más premiada del mundo.

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