La reforma fiscal condiciona el calendario de la legislatura
Las dificultades que está encontrando el PSOE para sacar adelante los primeros Presupuestos de la etapa Zapatero se van a multiplicar, se teme en el Gobierno, con motivo de la reforma tributaria. Hay voces dentro del partido que piden un replanteamiento de las actuales alianzas parlamentarias.
Si bien hasta el momento el presidente del Gobierno ha sido reacio a firmar un acuerdo de legislatura con Esquerra Republicana de Cataluña y con Izquierda Unida para evitar sobresaltos en las votaciones más importantes, dentro del PSOE y de su grupo parlamentario empieza a ganar terreno la idea de aportar mayor estabilidad a la relación con ambas fuerzas políticas teniendo en cuenta que la agenda y el calendario de la legislatura se complican.
Fuentes socialistas reconocen que una de las pruebas de fuego del periodo de sesiones que se abrirá a partir de enero será el debate sobre la reforma tributaria que entraría en vigor en 2006, a partir de las visiones tan diferentes que conviven dentro del partido, evidenciadas durante la confección del programa electoral, y la incompatibilidad, al menos aparente, entre las dos llaves que el Gobierno puede utilizar para desmontar el modelo fiscal que el PP construyó a partir de 1996.
Una llave depende de ERC e IU y la otra de CiU y el PNV. Cualquiera de estas dos opciones anularía posiblemente la otra. 'Es obvio que nosotros tenemos en el IRPF objetivos muy distintos a los de Izquierda Unida, porque también nuestras prioridades son distintas. Lo mismo vale para Esquerra Republicana', afirma un alto dirigente de CiU. En el PNV prefieren no pronunciarse hasta no conocer con detalle la propuesta del Gobierno, pero también se anticipan problemas. 'El PSOE tendrá que definirse a la hora de elegir mayorías y en la reforma fiscal con más razón que en otras iniciativas', explican fuentes de este último partido. Las dos formaciones nacionalistas coinciden con el PSOE en que la reforma fiscal será uno de los factores que condicionarán el calendario de la legislatura, teniendo en cuenta, además, que su debate irá ligado a la preparación de los Presupuestos del Estado para 2006.
Red de seguridad alternativa
De momento, ni CiU ni el PNV están dispuestos a prestar al Gobierno una red de seguridad mientras éste priorice su relación parlamentaria con ERC e IU y las alianzas en Cataluña y el País Vasco sigan como están.
Hay voces dentro del PSOE que abogan por un replanteamiento de la política de alianzas seguida desde el 14-M, bien dando mayor solidez a los acuerdos, de momento puntuales, con los republicanos y con Izquierda Unida, bien tendiendo la mano a CiU y al PNV aunque el escenario político de Cataluña y el País Vasco no lo facilite.
Referéndum y reformas estatutarias en cadena
Tras la aprobación de los Presupuestos de 2005, la primera gran cita política a la que se enfrentará el Gobierno tiene fecha de 20 de febrero. En ella se celebrará el referéndum sobre la constitución europea, después de una campaña institucional que comenzará en enero y en la que el Ejecutivo intentará movilizar la conciencia europeísta de los españoles para prevenir cualquier descalabro. Este podría llegar de un rechazo mayoritario al texto constitucional o bien de una alta abstención. El PP se ha comprometido públicamente a apoyar el sí, pero en el Gobierno se sospecha que no pondrá para ello toda la carne en el asador. 'Somos conscientes de que Rajoy busca el resbalón de Zapatero en muchos terrenos, sin importarle tampoco los asuntos de Estado', afirma un destacado diputado socialista.La salida con éxito de este envite abrirá la puerta a las elecciones autonómicas del País Vasco, al debate sobre el nuevo modelo fiscal y, con posterioridad, a la reforma de la Constitución y de los estatutos de autonomía. El primero en llegar a Las Cortes será, con casi toda seguridad, el de Cataluña, suponiendo que supere los obstáculos a los que se enfrenta en el Parlamento autonómico.CiU tiene la llave para que el Gobierno tripartito pueda sacar adelante la reforma estatutaria. Según fuentes socialistas, el problema deriva de la posible tentación de ERC y de CiU de radicalizar la reforma. En otras palabras: 'Cuanto más fácil sea la aprobación del Estatuto en el Parlamento autonómico, más difícil será que nosotros y el PP le demos el visto bueno en Madrid', explica la misma fuente.En el supuesto de que la reforma estatutaria encalle bien en Cataluña, bien en Madrid, será difícil que Pasqual Maragall eluda el anticipo electoral.