País Dogón, África mágica
En 1931, el antropólogo francés Marcel Griaule se internaba en el país dogón, intrigado por los informes militares que tachaban a la región de inaccesible, peligrosa, ideal para amasar colecciones etnográficas, y donde además del idioma propio, el dogón, unos pocos iniciados hablaban una lengua secreta (en la sociedad de las máscaras). Griaule llegó cuando celebraban los funerales de un cazador. Quedó fascinado. Y se instaló allí durante diez años. Un cazador anciano y ciego, Ogetemmeni, le desveló el saber de su pueblo, su compleja cosmogonía, recogida por Griaule en el libro Dios de agua. Algo asombroso e inexplicable es que los dogones conocieran la estrella gemela Sirio B, que los astrónomos occidentales sólo llegaron a descubrir en 1884. El día que Griaule murió, tras sus funerales, los dogones hicieron lo que hacían con los suyos: pero esta vez, en vez de romper la azada del difunto, rompieron el lápiz con el que le habían visto trabajar.
La casa donde vivió está en Sangha. Ahora es un albergue y centro desde el cual se organizan expediciones acompañadas de guía local. Apenas una caminata separa esta casa de la de otro creador, el pintor Miquel Barceló. Allí realizó una serie de pinturas, acuarelas y dibujos, y redactó notas que acaban de aparecer en un libro titulado Cuadernos de África; algunos dibujos ilustraron también la novela de Paul Bowles Lejos de casa. En otra novela africana, El cielo protector, llevada al cine por Bertolucci, Bowles sitúa parte de la acción por estas latitudes: el país dogón, un territorio difuso entre el sur de Mali y el norte de Burkina Fasso.
Un país vertebrado por una colosal falla geológica. La pared vertical, porosa y carcomida como una madera vieja, se levanta a plomo sobre una llanura donde crece como puede el mijo, sobre todo, y a veces arroz o forraje. En ese escondrijo natural se refugiaron los dogones hacia el siglo IX; venían huyendo desde el Mandé (cerca de Bamako); al llegar a la falla, descubrieron que no eran los primeros: ya antes unos misteriosos moradores, a los que llaman los tellem, habían ocupado aquellas oquedades que parecían sólo accesibles a las aves (hombres-pájaro llamaron los dogones a los tellem), posiblemente pigmeos que ascendían hasta aquellos alvéolos del acantilado escalando por lianas y trepadoras ya desaparecidas.
Visitar este territorio no es ya peligroso ni complicado. El pueblo que da nombre a la falla Bandiágara es accesible por carretera y tiene un buen hotel
Visitar el país dogón no es ya peligroso, ni complicado. El pueblo que da nombre a la falla, Bandiágara, es accesible por una nueva carretera y tiene un buen hotel; desde allí se suele acceder a la falla por varias entradas habituales, en excursiones a pie o cada vez más, en todoterrenos. Estos facilitan mucho moverse por las aldeas a un lado y otro de la falla, y en las que se calcula que deben de habitar unos 250.000 dogones -hay muchos que han emigrado a las ciudades, y regresan cada año para la cosecha del mijo-; puede que en total la etnia dogón supere el millón de individuos
Las aldeas son todas parecidas, y siguen un orden simbólico, asimilado a la figura del cuerpo. El lugar más alto y capital, la cabeza, lo ocupa la toguná o casa de la palabra, un chamizo sostenido por pilares labrados de madera, donde se discuten y solventan los asuntos comunitarios. Todas las aldeas sorprenden, pero resultan especialmente atractivas Banani, Ireli o Tireli. Un poco alejada de ese núcleo está Songo, otra aldea singular al pie de un abrigo rocoso, decorado con pinturas, en el cual se lleva a cabo, cada dos años, la circuncisión de los niños de todas la aldeas vecinas.
Guía para el viajero
Como ir:Royal Air Maroc tiene tres vuelos semanales desde Madrid a Bamako vía Casablanca, a partir de 678 euros ida/vuelta, tasas incluidas. Por su parte, la mayorista Catai ofrece algunos paquetes: Escapada a la Venecia negra, 7 días, avión y traslados en minibús o 4x4, alojamiento en los mejores hoteles, guía en español, seguros de viaje, a partir de 1.687 euros. Mali, país dogón, 9 días, avión, hotel, traslado guía y seguros, a partir de 1.731 euros. Mali-Tombuctú, 16 días, a partir de 2.786 euros. En agencias.Dormir y comer:Sólo hay hoteles disponibles en cuatro lugares del país dogón: Bandiágara, Bankass, Koro y Sanga. En los poblados al pie de la falla se pueden encontrar algunos campamentos rudimentarios. En Bandiágara es muy recomendable el hotel Le Cheval Blanc, a la salida de la población (42 0388), diseñado por un italiano con cúpulas de piedra que recuerdan vagamente a las líneas tradicionales de las chozas dogones; no es sólo el mejor hotel de la región, es también lugar de encuentro de viajeros y cuenta con un restaurante aceptable.Hay en Bandiágara otros alojamientos mucho más básicos, como Hotel Le Village (420331, en la carretera a Mopti), Hotel Satimbe (detrás de la parada de minibuses) y Auberge Kansya. Le Bon Coin es un restaurante al este de la mezquita, cerca del mercado, tan básico y elemental como estos alojamientos.Gracias a la mejora de la carretera con Mopti, otra opción posible es acomodarse en esta ciudad y desde allí realizar las excursiones al territorio dogón. En ese caso, el sitio más recomendable en Mopti es el Hotel Kanag, el mejor de la ciudad.